Hoy nos visita en la Jungla el escritor Javier Díez Carmona para hablar, entre otras cosas, sobre su novela, Venganza (Trilogía Justicia 3):
«La inspectora Miren Ruíz de Heredia ha aprendido una gran lección: hay que desconfiar siempre de la primera versión de los hechos. Tras los funestos sucesos ocurridos en la comarca de Las Encarnaciones, Miren sigue pensando que algo no encaja, que hay alguien más detrás de tanta sangre. Su obsesión es el viejo Osmany Arechabala. Pero para demostrar que el cubano tuvo algo que ver, deberá dar con él antes de que lo hagan otros… Y es que Osmany no está solo en el punto de mira de la inspectora; son muchos los que no soportan que haya metido las narices en los turbios asuntos que el Bilbao más oscuro y despiadado intenta ocultar.
Crímenes, corrupción, furia y ansias de venganza marcan el compás de este thriller absorbente. Con un estilo impecable y una trama de excelente factura, Javier Díez Carmona pone el broche final a la trilogía que lo ha encumbrado como una de las voces más potentes del panorama de la novela negra contemporánea».
Pregunta: Tras el éxito de «Justicia» y «Solas», ahora llega «Venganza», el tercer volumen de una saga que ha cautivado a los lectores más exigentes. Sin revelar demasiado, ¿qué pueden esperar los lectores de esta nueva entrega?
Respuesta: Por un lado, se trata de la culminación de la historia de Osmany Arechabala, que se verá obligado a afrontar las consecuencias de haberse creado tantos enemigos en las dos entregas anteriores. Pero, sobre todo, se trata de cerrar el círculo que comencé a trazar en Justicia; de profundizar en el tema fundamental de la trilogía: la injusticia. Si la primera novela trata de la injusticia del sistema capitalista, y Solas de la injusticia del machismo, en Venganza ambos elementos se enlazan en una trama de trata de mujeres y blanqueo de capitales, es decir, en la rentabilización capitalista del machismo; en la mercantilización de la mujer.
P.: En la trilogía Justicia, ¿cada libro es autoconclusivo o es esencial leerlos en un orden particular para comprender completamente la historia? ¿Es posible disfrutar de cada volumen de manera independiente?
R.: Sí. Las novelas son todas autoconclusivas. Lo que sucede es que las dos últimas, Solas y Venganza, se desarrollan en dos semanas consecutivas, por lo que leer Venganza antes que Solas desvela datos se deberían descubrir poco a poco con la lectura de Solas. En cualquier caso, y dado que en Justicia se presenta a los personajes, yo recomendaría leerlas en orden: Justicia, Solas y Venganza.
P.: Su trilogía se ambienta en Bilbao y alrededores. ¿Qué papel juega esta ambientación en sus historias y cómo influye en el desarrollo de los personajes?
R.: Como lector, la ambientación me parece fundamental. Cuando elijo una novela no quiero que me cuenten una historia, sino que me introduzcan en ella, que me hagan vivirla. En eso la ambientación juega un papel imprescindible, por eso, como autor, me preocupo mucho de que quien esté leyendo sienta el frío de la lluvia sobre la piel, note los olores que brotan de la ría o de los contenedores de basura, y tema doblar la esquina envuelta en sombras hacia la que se dirige el protagonista. Bilbao me ayuda mucho a la hora de crear el ambiente de novela negra que busco.
P.: En Venganza, la trama gira en torno a crímenes, corrupción y ansias de venganza. ¿Cómo se consigue mantener el equilibrio entre la ficción y la realidad?
R.: A mí me resulta bastante sencillo. Al fin y al cabo, se trata de crear una ficción, una mentira, a partir de la realidad, de lo que vemos día a día. En ocasiones basta incluso con exagerar un poco la realidad, con llevarla al extremo, para crear una ficción que, además de entretener, describa de forma crítica el entorno en que vivimos. Exagerándolo un poco, podemos poner el foco en aspectos de la realidad que, en general, preferimos mantener a oscuras.
P.: La figura del viejo Osmany Arechabala parece ser central en esta última entrega. ¿Qué puede contarnos sobre la creación y evolución de este personaje?
R.: Lo cierto es que Osmany nació como una herramienta para describir Bilbao desde los ojos de alguien que no la conociera, un extranjero recién llegado que, para mi comodidad, debía hablar castellano y proceder de algún país que yo conociera. Pero Osmany no tardó en agigantarse en mi imaginación, en crecer a cada capítulo y añadir datos a una biografía que en principio no tenía. De hecho, fue Osmany quien me convenció para escribir una trilogía, ya que en un principio Justicia iba a ser una novela independiente. Pero el cubano era incapaz de quedarse quieto.
P.: Con más de cien galardones literarios a su nombre, ¿de qué manera han moldeado estos premios su trayectoria profesional y su evolución creativa? ¿Han cambiado su perspectiva o su proceso de escritura?
R.: La forma de escribir, el estilo, el proceso, son muy diferentes a la hora de abordar una novela o la de enfrentarte a un relato breve que vas a presentar a concurso al que se presentarán otros doscientos o trescientos cuentos. En este caso, hay que enamorar al jurado con el estilo, hay que ganárselo con la trama, hay que sorprenderlo con el desenlace, hay que dejarlo sin aliento. Sabiendo siempre que otros trescientos están intentando lo mismo. Creo que esta escuela, la del relato corto, la del concurso literario, ha sido muy importante a la hora de abordar la novela.
P.: Además de ser novelista, usted es un experimentado autor de relatos y ha participado en diversas antologías de narrativa breve. ¿Qué diferencias hay entre escribir relatos cortos y abordar la creación de una novela o una trilogía?
R.: Como ya he dicho, en el relato debes atrapar la atención del lector, o del jurado, en un espacio muy breve. En la novela, en cambio, hay que mantenerlo atrapado durante 300 ó 500 páginas. Sin embargo, las armas son las mismas: cuidar el estilo a fin de que quien está leyendo se sienta dentro de la novela; captar su interés con una trama cuidada que se debe desvelar poco a poco; y sorprenderlo de vez en cuando, no solo en el desenlace.
P.: ¿Tiene alguna manía o rutina diaria a la hora de escribir?
R.: No creo. Me gusta escribir a media tarde, si es posible, y tener a mano una taza de café. Poco más.
P.:¿Qué libro le hubiera gustado escribir, y por qué?
R.: Si tengo que elegir uno, diría que “Cien años de soledad” por la capacidad del autor para crear un universo completo, mágico y, sin embargo, real.
P.: ¿Tiene algún autor o autores de cabecera?
R.: En novela negra, me gustan especialmente Raymond Chandler, Henning Mankell y Jo Nesbo, aunque últimamente Philip Kerr y su personaje, Bernie Gunther, les están comiendo terreno. Siempre he sido un fanático de Stephen King a quien últimamente tengo bastante abandonado. Y, por supuesto, Gabriel García Márquez y Pablo Neruda.
P.: ¿Algún proyecto en el que esté trabajando ahora mismo y del que pueda adelantarnos algo?
R.: La verdad es que no puedo contaros nada porque ni yo lo tengo demasiado claro. De momento estoy buscando ideas para un thriller muy diferente a los de la trilogía. Ya veremos qué sale.
P.: Para terminar, y como siempre nos gusta hacerlo aquí en la Jungla de las Letras, háblenos un poco de usted, ¿cómo se describe como escritor y como persona?
R.: Esta siempre es la pregunta más difícil, ¿no? Digamos simplemente que soy un tío al que le gusta escribir, estar con mi familia, mis amigos y, cuando puedo, viajar. Y cuando no puedo, viajo a través de los libros.
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