EL GRAN TIMO DE LAS HADAS de Félix J. Palma / Editorial: Ediciones Destino / Colección: Áncora & Delfín / Género: Narrativa / 488 páginas / ISBN: 9788423365500 / 2024
«Alan y Violet Schofield son los mayores especialistas en fotografía mágica de Inglaterra; una pareja de pícaros que se aprovecha de la fiebre por retratar seres feéricos que se extendió por la esnob y crédula sociedad londinense tras la Gran Guerra, después de que dos niñas de Cottingley lograran convencer al mismísimo Conan Doyle de que habían fotografiado a unas hadas.
Comienzan los años veinte, del cielo ya han dejado de caer bombas y todo Londres hace cola ante el famoso estudio de los Schofield para conseguir la preciada fotografía que demostrará a sus familiares y vecinos que su desván o su jardín ha sido bendecido con la presencia de alguna de esas misteriosas criaturas.
Por desgracia para ellos, todo cambiará cuando un nuevo cliente llame a su puerta: el temido y poderoso gánster Percival Drake, señor de los bajos fondos de Londres. Un hombre de gran astucia, brutalmente despiadado y, sobre todo, un hombre que no cree en la magia.
Solo Félix J. Palma podría combinar hadas y gánsteres en una novela rebosante de amor y magia que demuestra que, si tu corazón desea creer en algo, la razón no se lo puede impedir. Y menos aún si ese algo aparece en la placa de una fotografía.
Un cruce entre Peter Pan y Peaky Blinders tan delicioso como trepidante».
La última novela que leí de Félix J. Palma fue «El abrazo del monstruo» (Destino, 2019), su primera incursión (creo) en la novela negra después de su maravillosa y siempre recomendadísima «Trilogía victoriana», que tenía como protagonista a H. G. Wells y una fantástica empresa de viajes en el tiempo. Entonces vi que intentaba un cambio sutil de estilo que no terminó de cuadrar a muchos seguidores pero que a mí me encantó. Porque este es uno de esos autores que enamoran con su pluma. Con «El gran timo de las hadas», además, he sentido que volvía a esos orígenes victorianos y al mismo proceso laborioso de deconstrucción para hacer creer al lector exactamente lo que él quiere que crea.
Al comienzo puede haber algún lector que se despiste o se sienta confundido, pues esta es una historia a priori caótica que comienza in media res y, más tarde, salta atrás y adelante según la conveniencia del autor. Lo que a priori puede resultar un tanto caótico no dificulta, sin embargo, el seguimiento de la trama y, a medida que avanza, el lector es capaz de habituarse al estilo y el ritmo y disfrutar cómodamente de una gran historia. Aunque pasen más de cien páginas desde el fin de una historia (más bien un aparte) y su consecución más adelante. Y lo más maravilloso es que todos esos puntos de anclaje que va disponiendo el autor en la trama van encontrando su lógica a medida que se avanza en su lectura. Esta capacidad de soltar una perla y no volver a ella hasta mucho tiempo después y, aún así, conseguir que el lector no se pierda está al alcance de unos pocos, entre ellos J. Palma.
Otro aspecto que puede echar para atrás a algunos lectores, además de su extensión, es que se trata de una novela con un ritmo relativamente lento, pausado, medido. Y es que las descripciones son muy importantes y es necesario que no perdamos detalle. También que nos empapemos de las historias que acompañan a cada uno de nuestros protagonistas. Es este un caldo que se cocina a fuego lento, pero no sin razón. Entiendo este acto como algo voluntario en favor de cierta coherencia con la trama y sus personajes; necesitamos conocerlos bien, familiarizarnos con el entorno, encariñarnos, amarlos, odiarlos.
Eso es algo que J. Palma usa a su favor para confundir y engañar al lector y convertirlo en el pardillo de ese gran timo que se lleva entre manos y que no deja de urdir desde la primera a la última página. Y es que le encantan los trampantojos, los trucos de prestidigitación literaria, mover la mano hacia un lado para que el lector no se fije en la otra. Llega un momento en que, como lector, no sabes si lo que cuenta es cierto o no e, incluso en ese sentido, hay tantos niveles que siempre nos está haciendo dudar o dándonos la razón para que, diez páginas después, nos sintamos unos estúpidos habiendo creído que habíamos hallado la solución. Riza una y otra ese rizo que gira en torno a la leyenda de las hadas, usa de forma conveniente y eficaz las famosas fotografías de las hadas de Cottingley de Elsie y Frances (a las que Sir Arthur Conan Doyle dio bastante credibilidad) y fuerza la ficción hacia un instante muy plausible en el que aquello podía convertirse en un gran negocio.
Es así como surge ese estudio fotográfico de seres mágicos a cargo de Alan y Violet Schofield, un atrezo magnífico y necesario para esconder la verdadera historia que subyace como si la propia novela fuese una representación teatral a la que solo se le ven las tripas cuando el propio narrador, un anónimo privilegiado, o alguno de sus protagonistas así lo desean y todo, absolutamente todo, atendiendo a razones muy interesadas.
Hay elementos más que suficientes para que esta sea una novela muy disfrutable. El amor, la amistad, la lealtad, la compasión, la traición, la envidia… Todo esto se da en «El gran timo de las hadas», aderezado con ese ambiente gris que sobrevolaba las primeras décadas del siglo pasado y una subtrama de gángsteres muy bien avenida. No obstante, creo que el motor de la obra es la propia ilusión y que todo esto no es más que atrezo para contar una gran historia llena de pistas, como es habitual en Félix J. Palma, escondidas a plena vista. Y no hay un solo elemento de esta historia que el autor no emplee, incluso aquellos que parecen incidentales al comienzo mismo o tienen un aporte mínimo a mitad de la narración. Un sinfín de pistolas de Chéjov que Félix J. Palma dispara antes del final para demostrarnos, una vez más, que aún posee el pulso narrativo y la capacidad de asombro de sus anteriores obras.
Víctor Morata (1977) Escritor, autor de «Siervos de la Guadaña» y «Tierra». Finalista del XXIX Domingo Santos de novela. Co-director del podcast «Ficciópatas».