17 de enero de 2025

Hoy nos visita en la Jungla el escritor Santiago Morata para hablar, entre otras cosas, sobre su último libro, Corazones y vientos. La novela de los reyes de Aragón:

«Corazones y vientos es el fruto del trabajo de investigación que el autor llevó a cabo mientras se documentaba para escribir Zaragoza. La novela de la ciudad que nunca se rinde, publicada en 2021. Cada capítulo es un relato corto que, siguiendo un orden cronológico de sucesión y, con pinceladas certeras, nos presenta a un rey de Aragón. Todos comienzan con un guiño a nuestros vientos, que da pie a un texto concebido como una pequeña novela histórica.

Los escenarios se corresponden con el lugar de los acontecimientos narrados, o con la residencia de los reyes en cada caso, llevándonos no solo a marcos aragoneses, sino a algunos tan alejados como Nápoles o Atenas.

Sin perder el hilo conductor en esta novela de novelas que combina pasado, presente y futuro, Santiago Morata intenta captar la «verdad emocional» en los retratos de veintidós monarcas, caminando de un modo inteligente y sutil, a la vez que ameno, entre los hechos históricos conocidos y la complejidad de las relaciones familiares, o con los súbditos, en las que el detalle, lo íntimo y lo más personal nos revelan los abismos, contradicciones y algunas facetas desconocidas de nuestros reyes, los corazones de Aragón.

El autor se conduce con arte e ingenio, de escena en escena, congelando a través de la palabra como motor del relato ese combate vital de los personajes que ayudará al lector a entender el devenir de nuestro reino».

Pregunta:  A lo largo de su trayectoria literaria, ha narrado episodios históricos desde una perspectiva que capta tanto lo íntimo como lo épico. ¿Qué tiene de lo uno y de lo otro en la historia de los reyes de Aragón que cuenta en «Corazones y vientos»?
Respuesta: Recuerda que la historia plasma las consecuencias de sentimientos llevados al extremo. Toda novela histórica es una novela de sentimientos. Si no es así, se convierte en un libro de texto infumable como lo que teníamos que estudiar de pequeños, que regularmente nos hacía odiar el tema en cuestión. Si narramos los sentimientos que han llevado a esos hechos notorios, no solo es más ameno, sino que la comprensión de la historia es notablemente mayor.
P.:  ¿Cómo invitaría a quienes aún no conocen su obra a leer «Corazones y vientos»? ¿Qué cree que encontrarán en este libro que no hallarán en otros relatos históricos?
R.: Hallarán una historia completa de los reyes de Aragon a través de pequeños relatos que los definirán como reyes, pero también como personas. No una historia extensa de un solo rey, sino varias que hacen conocer el reino y sus monarcas en su conjunto, como a vista de pájaro, lo que ayuda a compararlos, a comprenderlos y a juzgarlos, pero todo eso de una manera amena, rápida y divertida. Muy sorprendente.
P.:  ¿Qué desafíos enfrentó al construir estos «retratos» individuales de cada monarca, asegurándose de que cada capítulo funcionara como una historia independiente con una visión única, pero manteniendo la cohesión de la obra en su conjunto?
R.: El mayor desafío es la fidelidad a la historia. A veces apuesto por tramas novelescas que están del todo de acuerdo con las últimas teorías históricas. En este caso, me aproveché del material de estudio de mi anterior novela ZARAGOZA, que me llevó diez años de estudio. Ahora lo tenía fácil. No tenía que desgranar paja, lo que hizo de la creación de esta novela un placer, que creo se refleja en su lectura.
P.: El viento tiene una evidente presencia simbólica en el libro, acompañando a cada rey y cada historia. ¿Podría hablarnos sobre la elección de este recurso y el significado que tiene para usted en el contexto de la narrativa?
R.: En Aragon sabemos mucho de vientos. Los sufrimos y son parte de nuestra identidad, como un cuñado molesto al que le coges cariño. Por eso tomé una idea prestada de uno de mis escritores favoritos (al que lo adivine, le invito a una cerveza) y al principio de cada capítulo describo un viento del escenario de cada trama. Del mismo modo, al final, cuento dónde reposan los corazones de cada rey. Eso nos lleva al título de la novela. Corazones y vientos: Describe a los reyes: Los hay apasionados y amantes de su reino y su pueblo, o sea, corazones, y los hay indiferentes y veletas, o sea, vientos. Yo los describo pero no los juzgo. Eso lo dejo al lector.
P.: Tras el éxito de novelas anteriores como La sombra del faraón, ¿siente que haya evolucionado su proceso de investigación o su estilo de escritura en «Corazones y vientos»?
R.: No sabría responder porque son otros los que tienen que juzgar mi estilo. Aunque suelo escribir histórica, me encanta reinventarme y he hecho cuentos, relatos, fabulas, terror, thriller político, artículos… Así que es difícil que yo defina mi estilo. Lo que sí puedo decirte es que respeto la historia hasta la obsesión. No podría inventar una trama y venderla como real sin explicarlo al final del libro. No me gusta dar una versión inequívoca de la historia. Y por supuesto, cada día lucho por mejorar mi prosa, como siempre digo, hasta escribir como mis lectores se merecen. Ellos son los que deben juzgar mi evolución.
P.: La sensación que se tiene leyendo su novela, es que parece haber realizado una extensa investigación histórica. ¿Hubo algún descubrimiento o detalle en particular que lo sorprendió y que, quizás, le hizo ver a estos personajes bajo una nueva luz?
R.: Siempre. Tanto en mi anterior novela (que como he dicho, comparte estudio) cuando existen corrientes históricas polarizadas, no queda otra que coger el coche e investigar in situ para poder tomar un camino u otro. Luego lo explico, por supuesto. Siempre hay sorpresas. Por eso me encanta la novela histórica. La realidad siempre supera a la ficción. Y en este caso lo verán los lectores en la evolución de la personalidad de los reyes y en sus circunstancias, a veces atenuantes de una impresión general que tenemos de ellos. Reyes a los que amamos u odiamos, van a cambiar vuestra visión. Os va a sorprender.


P.: «Corazones y vientos» también nos lleva a escenarios fuera de Aragón, como Nápoles o Atenas. ¿Qué aporta esta amplitud geográfica a la comprensión de la historia de Aragón y de sus monarcas?
R.: Comprender la grandeza de la Corona de Aragon y la dificultad de su gestión en tiempos tan increíblemente competitivos. Y al mismo tiempo definir la Corona de Aragon en su perspectiva real, alejada de manipulaciones nacionalistas.
P.: «La verdad emocional» de sus personajes es una característica clave en sus novelas. ¿Tiene algún truco o secreto para equilibrar esta dimensión íntima con la precisión histórica?
R.: La clave es estudiar bien, no solo la historia sino cada personaje. Hacer un perfil previo. Lo que yo llamo una autopsia psicológica, que me permita evaluar sus pensamientos íntimos sin faltar a la historia. Eso permite personajes redondos y atractivos, pero humanos y pasionales en concordancia con los hechos históricos.
P.: ¿Cómo es su rutina a la hora de escribir?
R.: ¡Ay! Ya me gustaría a mí tener una rutina. Picasso dijo: «Si viene la inspiración, que me pille trabajando». Escribo cuando puedo y donde puedo. Gracias a Dios, han inventado los auriculares con cancelación de ruido, lo que me permite aislarme y trabajar en entornos hostiles.
P.: ¿Qué libro le hubiera gustado escribir, y por qué?
R.: Los de Philipp Kerr, mi escritor favorito. Conjuga novela histórica con negra y de espías, y lo hace maravillosamente. Y las sagas de novela fantástica, como Juego de Tronos o El Señor de los anillos, las lecturas que me divierten.
P.: ¿Tiene autores de cabecera?
R.: Los que me motivaron a escribir: José Luis Corral y Angeles de Irisarri, y mis favoritos, los que leo para desintoxicarme de tanta historia. Tolkien, Butcher, Jordan, Sanderson, Erikson, Martin, Abrecrombie, Moorcock. Tengo que reconocer que ya apenas leo histórica, pues estoy quemado.
P.: ¿Algún proyecto en el que esté trabajando ahora mismo y del que pueda hablarnos?
R.: En primavera saldrá a la venta mi novela sobre Ramsés II, en las que tengo unas expectativas de escándalo. Y estoy estudiando la época de Cleopatra para una novela. Muy, muy, muy difícil. Pero de los cobardes no se ha escrito nada.
P.: Para terminar, y como siempre nos gusta hacerlo aquí en la Jungla de las Letras, háblenos un poco de usted, ¿cómo se describe como escritor y como persona?
R.: Soy viajero empedernido, escritor de historias tan apasionadas como reales, pintor y creativo. Autodidacta en todo, cuando me dedico a algo, pongo en ello mi corazón y mi tiempo por entero. Aragonés tópico, tozudo y noble, digo las cosas a la cara, lo cual no siempre es positivo. Soy templado y mesurado, aunque no siempre políticamente correcto (o sea, un poco gamberro).

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