
LUGARES de George Perec / Traductor: Pablo Martín Sánchez / Preámbulo: Sylvia Richardson / Prólogo: Claude Burgelin / Introducción y edición: Jean-Luc Joly / Editorial: Anagrama / Colección: Panorama de narrativas / Género: Ensayo-Memorias-No ficción / 808 páginas / ISBN: 9788433929594 / 2025
No me gustan los preámbulos. Ni las introducciones. Ni los epílogos que intentan prepararme para lo que viene después. Los detesto. Los odio con toda el alma. Es más fuerte que yo, más fuerte incluso que mis ganas de adentrarme en la lectura. Por eso me declaro fan incondicional de lo sencillo, de lo directo, de las milongas que se quedan en el camino. Lugares no necesita de esas coletillas absurdas que suelen acompañar a los grandes libros. No le hace falta. Pasar de página ya es invitación suficiente. Todo lo que tiene que decir, lo dice sin pedir permiso.
Este volumen póstumo, cuidadosamente editado, como todo lo que hace Anagrama, recoge el proyecto más ambicioso y a la vez más íntimo del autor de La vida instrucciones de uso. Un diario arquitectónico, afectivo y mental que Georges Perec diseñó para extenderse a lo largo de doce años, tomando como puntos de anclaje doce lugares parisinos ligados a su biografía. El procedimiento es tan sencillo como radical y único: cada sitio debía ser descrito dos veces al año, alternando la evocación desde el recuerdo y la precisa observación in situ. El resultado es un libro donde existe un doble registro narrativo que oscila entre la memoria y lo emocional, y lo puramente topográfico. El autor parisino no está inventando la dualidad, pero sí que la sublima. El texto es un juego literario casi obsesivo, donde por ejemplo la repetición no produce redundancia, al revés, lo que hace es resonar en el lector como una variación inminente y latente siempre en su memoria. En este ejercicio, el autor no sólo cataloga espacios, sino que se desdobla con una maestría solo propia de los más grandes. Por un lado, el flâneur que rememora, hilando nostalgias, reconstruyendo atmósferas perdidas; por el otro, el notario de lo visible, ese escritor que mide, describe, enumera con una precisión que recuerda al trabajo de un topógrafo o un taxidermista del presente.
Lejos de ser una obra fría o conceptual, Lugares se lee con una fluidez sorprendente. Su estructura, que en una primera impresión podría parecer rígida, potencia el deseo por leer más y más en el lector. Es un libro, contra todo pronóstico, muy adictivo. Hay algo hipnótico en la alternancia entre la mirada sensible del recuerdo y el inventario casi clínico de lo real. Georges Perec consigue lo que muy pocos logran: dotar al detalle de una potencia narrativa inesperada. A través de prácticamente todas sus páginas, la cartografía emocional de la ciudad emerge sin darnos apenas cuenta. No hay monumentos ni postales, solo esquinas anodinas, viviendas anodinas, fachadas grises, bares olvidados. Y en cada uno de esos lugares late una historia, un secreto, una herida. Se vuelve visible lo que solemos pasar por alto. Transforma lo cotidiano en signo. Eleva lo trivial a categoría literaria. En su prosa en vez de grandeza impostada o giros retóricos, lo que hay es precisión, oído, una sensibilidad que se impone sin alardes. La forma en que el autor articula la escritura, el tiempo o la memoria no se parece a nada que yo haya leído previamente. No hay trama, ni personajes, ni conflicto, pero sí un riguroso sistema de correspondencias. Las fechas se repiten, los espacios se contaminan, los recuerdos se deslizan como espectros, entre líneas. Al lector lo convierte en cómplice de una suerte de pesquisa afectiva, que lo obliga a interrogar su propia relación con los lugares que habita y abandona.
Georges Perec, sociólogo de formación, escritor de pasiones múltiples, documentalista, poeta y acróbata del idioma, miembro fundamental del OuLiPo, no concibe la literatura sin que exista una restricción formal. Pero en él, la forma no es precisamente una cárcel, es el motor de su arte. El juego es su método. Juega con el lenguaje como ese científico loco que desmonta una máquina para intentar comprender cómo funciona el mundo. Sus descripciones nunca son frías, sí meticulosas, contienen una carga emocional contenida que, por acumulación, se vuelve irresponsablemente conmovedora. Cada objeto nombrado es un ancla contra el olvido, una tentativa de preservación frente al vacío. Este libro es testimonio de una voluntad literaria que no teme al fracaso ni al exceso. Lugares es un monumento invisible, un archivo de lo nimio, un mapa mental de una ciudad que existe en las palabras que la fijan. Aquí se condensa la fragilidad de la memoria, la imposibilidad de narrar el todo, el deseo de inventariar el universo. Es una autobiografía oblicua y una poética de la mirada. Y, sobre todo, una ética de la atención.

Jesús Cuenca Torres (Santiago de Compostela – 1957) Doctor en filosofía y exprofesor de instituto. Habla siete idiomas con fluidez, amante de los libros y del cine en blanco y negro. No le ve sentido echarle azúcar al café.