9 de noviembre de 2024
Foto de Ivan Samkov

Cuando era pequeño, a menudo escuchaba a mi madre usar la expresión «está de los nervios» para referirse a alguna vecina o conocida. En ese momento, no entendía bien a qué se refería, lo que despertaba mi curiosidad. Con el tiempo, comprendí que, en el contexto de mi pueblo, esta expresión aludía a personas que sufrían de depresión y ansiedad, no a personas con un estado de nerviosismo. Lo curioso es que parecía aplicarse únicamente a mujeres, como si los hombres estuvieran exentos de tales padecimientos. Era una expresión que se utilizaba para describir diversos estados de salud; por ejemplo, también se decía «está del corazón». Así es como llegué a comprender que tenía alguna vecina que «estaba de los nervios» y algún vecino que «estaba del corazón». La una, con una caprichosa enfermedad, el otro, extremadamente grave.
Yo crecí en una época en la que la depresión y otros trastornos mentales eran a menudo estigmatizados y mal comprendidos. Especialmente entre los hombres, estos problemas se ocultaban porque «los hombres no lloran». Se esperaba que fueran fuertes, valientes y autosuficientes, y mostrar vulnerabilidad o emociones se consideraba un signo de debilidad. Hablar de problemas de salud mental podía llevar al rechazo social, a la burla o a la descalificación. Muchos hombres temían ser etiquetados como «locos» o «débiles». La depresión no siempre se reconocía como una enfermedad, sino como una debilidad personal. Esto llevaba a que muchos hombres no buscaran ayuda y vivieran su sufrimiento en la más absoluta soledad.
Afortunadamente, estas creencias han empezado a cambiar, pero todavía queda mucho camino por recorrer para normalizar una realidad que no es ni escogida, ni deseada. Los trastornos mentales son enfermedades que nada tienen que ver con el deseo o la voluntad, sino con disfunciones del sistema nervioso.
La depresión afecta tanto a mujeres como a hombres, aunque el porcentaje de las mujeres duplica al de los hombres. Sin embargo, esto nada tiene que ver con su carácter ni con su perfil psicológico. La razón es mucho más simple, pues se relaciona con la fisiología; no con la fortaleza o debilidad de los sexos. La neurofisiología cerebral de hombres y mujeres es distinta. Los neurotransmisores y hormonas difieren. Esto significa que el cerebro de las mujeres es más sensible a unas enfermedades y el de los hombres a otras. Por ejemplo, las mujeres padecen más de estrés postraumático, depresión o trastornos de ansiedad, mientras que los hombres suelen sufrir más de hiperactividad y esquizofrenia.
En mi anterior artículo, Septem, hablaba de las oportunidades que nos ofrecía el nuevo ciclo para hacer algunos cambios y reevaluar nuestro proyecto de vida. Sin embargo, un cambio de estación también esconde algunos potenciales inconvenientes. Se ha descrito el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) como un tipo de depresión que se presenta en ciertas estaciones del año, especialmente en otoño e invierno. Los días más cortos y la reducción de la luz solar puede afectar a los niveles de serotonina y melatonina, neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y los niveles de energía. La disminución de la luz solar también puede alterar los ritmos circadianos del cuerpo, lo que influye en el sueño y los patrones de vigilia.
A los factores biológicos se pueden añadir factores psicológicos personales. El final del verano y el regreso a la rutina escolar o laboral después de las vacaciones pueden generar sentimientos de tristeza o estrés. Para algunas personas, el otoño puede traer recuerdos de eventos personales difíciles o aniversarios de pérdidas significativas, lo que puede desencadenar o agravar la depresión. Por otro lado, la disminución de las actividades al aire libre, del ejercicio físico y de las relaciones sociales, pueden aumentar un sentimiento de aislamiento.
En definitiva, la combinación de factores ambientales, biológicos y psicológicos hace que el otoño sea un período en el que algunas personas pueden experimentar un aumento de los síntomas depresivos. Y todos, sin llegar a una situación patológica, podemos apreciar cambios en nuestro estado de ánimo.
La salud mental abarca nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en la que pensamos, sentimos y actuamos en el camino de la vida. Y es importante en todas las etapas de nuestra vida. El conocimiento de nuestra realidad y de cómo reaccionamos ante los cambios de nuestro entorno es fundamental para prevenir realidades que pueden ser incómodas. De igual manera, la actitud positiva es esencial para manejar el estrés, relacionarnos con los demás y tomar decisiones acertadas.
Con un buen autoconocimiento y una actitud positiva nos podemos proteger ante las adversidades. Hay algunas estrategias que se han mostrado útiles para mantener una mente saludable. La ciencia las avala:
1. Practicar la gratitud por lo que la vida nos da está relacionado con un aumento de la felicidad y una reducción de la depresión.
2. Hacer ejercicio físico regularmente mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas de ansiedad y depresión.
3. Meditar o reflexionar pueden reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.
4. Asegurar tus horas de sueño, tanto en cantidad como en calidad, mejora el humor y la función cognitiva.
5. Cuidar la alimentación con una dieta balanceada impacta positivamente en el estado de ánimo y la energía.
6. Socializar y mantener conexiones ayudan a reducir el estrés y a aumentar la felicidad.
7. Establecer metas y sueños alcanzables proporciona una sensación de propósito y satisfacción.
Aunque estas conclusiones son avaladas por la ciencia, cualquier persona con sentido común puede llegar a ellas. Esto significa que están al alcance de todos y se pueden practicar con un poquito de voluntad. Lo ideal sería que algunas estrategias las incorporaras como hábitos de vida para siempre. Aprovecha la llegada del otoño para practicar algún nuevo hábito. No pienses en el esfuerzo que te supone, sino en los beneficios que vas a recibir. Hace falta solo un poquito de constancia, pues dicen que el esfuerzo inicial rápidamente se verá contrarrestado por los resultados positivos. Disfruta del otoño, tomando el control de tu vida.

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