4 de noviembre de 2024

Quién tiene la culpa de que ocurran actos deleznables. El amor es una pequeña rémora que los mortales arrastran desde que nacen. ¿El amor? Una falacia.
La naturaleza humana es sedentaria, no se mueve. Es cruel. Asesina. La naturaleza humana no se alimenta de bondad, ni de actos caritativos. La naturaleza humana subsiste gracias al terror, al miedo, al olvido, a la maldad. Hoy se cumplen seis meses del comienzo de la guerra en Ucrania. Seis meses de incertidumbre, de confusión, de auténtico pavor. Los ucranianos y los rusos se matan, al igual que en el cuerno de África hay niños que mueren de hambre, al igual que en las calles de Alicante decenas de sombras, algunas desdentadas y otras ya sin alma, piden limosna.
Seis meses.
El hombre camina impertérrito mientras los mares se mueren, mientras los bosques se queman, mientras las lluvias se esconden, mientras la tierra se envenena, mientras los animales se extinguen, mientras las plantas se asfixian. Mientras las guerras se comen la poca humanidad que nos queda.
La guerra en Ucrania ¿será una tormenta larga, cruenta? Ya lo es, por cierto. Hoy, y con suerte mañana también, todos somos ucranianos de espíritu, otra vez, lloraremos ante la imagen de la fatalidad, la de los otros. Dentro de dos días el color de la guerra ya no será nuestra bandera. Y a otra cosa mariposa.

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