
LONDRES de Louis-Ferdinand Céline / Edición y prefacio: Regís Tettamanzi / Traductor: Rubén Martín Giráldez / Editorial: Anagrama / Colección: Panorama de narrativas / Género: Narrativa / 524 páginas / ISBN: 9788433929631 / 2025
Louis-Ferdinand Céline nos regala en Londres la prolongación de su novela Guerra, aunque puede leerse sin necesidad de haber pasado por la anterior. Ferdinand, el protagonista, se instala en una pensión del Soho londinense tras curarse de sus heridas en el frente, y allí, rodeado de seres marginales —delatores, proxenetas, exiliados violentos—, se convierte en testigo de una comedia humana teñida de horror. La prosa de Céline, áspera y febril, se sumerge sin concesiones en un mundo hundido en la miseria moral: prostitución, corrupción, violencia, drogas, desesperanza. Es un descenso feroz a los infiernos urbanos, donde el exilio no es sólo geográfico, sino también interior, y la marginalidad sirve de espejo para los aspectos más turbios de la condición humana. El prólogo de Régis Tettamanzi traza vínculos con Guignol’s Band y con la estancia del propio Céline en Londres durante la Gran Guerra, lo que subraya el fondo autobiográfico de una novela incómoda, sí, pero también necesaria dentro del panorama narrativo del siglo XX.
Otro manuscrito, milagrosamente recuperado y editado setenta y cinco años después de su desaparición durante el saqueo del apartamento del escritor en 1944. Es la continuación directa de Guerra, como he dicho antes, aunque tanto el estilo como los temas se desvían con claridad. La obra no llegó nunca a una forma definitiva, y se advierten aquí y allá ciertas vacilaciones, algunas lagunas. Nada, sin embargo, que entorpezca la lectura: enfrentarse a esta versión casi en bruto, sin los múltiples retoques a los que su autor solía someter sus textos, constituye ya de por sí una experiencia literaria singular. Londres narra la supervivencia de una banda de proxenetas franceses en los bajos fondos de la ciudad, empeñados en mantener su negocio mientras intentan esquivar el reclutamiento. Es una novela cruda, vulgar, inventiva y poética a la vez, profundamente misántropa y, paradójicamente, también humanista. Bajo esa superficie soez late una meditación nihilista sobre la absurdidad de la existencia a la sombra de la guerra; la violencia persistente y los impulsos más bajos no responden al puro sensacionalismo, sino que componen una denuncia feroz de Céline contra un mundo en el que el sentido se ha disuelto. La novela funciona así como una forma de antiliteratura: rechaza toda moralización y opta por una representación despiadadamente honesta de la condición humana en su expresión más degradada, al tiempo que señala sin tapujos a la civilización que la ha hecho posible.
Me ha gustado Londres de un modo difícil de explicar sin recurrir a comparaciones que parecerían excesivas, o incluso inadecuadas. Me ha gustado no por su forma —que a ratos se deshace, que a ratos se precipita—, sino por esa rara capacidad de incomodar sin impostura, de golpear sin que uno sienta que se busca el escándalo por el escándalo mismo. Hay libros que fascinan por su precisión, por su belleza, por la armonía de sus frases; Londres no. Londres atrapa por la violencia de su mirada, por la desesperación que destila sin pedir permiso ni ofrecer consuelo. Es un libro que parece escrito desde el borde mismo del desprecio, pero con una claridad que no permite al lector esconderse. Lo leí con ese raro temblor con el que uno lee cosas que no sabe si le están hablando de los otros o de uno mismo. Y al cerrar la última página, tuve esa certeza que sólo dan ciertos libros —pocos, muy pocos— de haber pasado por algo más que una historia: por una conciencia. Un libro que no trata de redimir ni de explicar, pero que no deja indiferente ni al más escéptico. Por eso me ha gustado, o quizá debería decir: por eso me ha atravesado.

Juanjo Melgarejo (Torrevieja – 1990) Corrector de profesión. Lector empedernido, guarda en su cajón varias novelas, anhelando que algún día vean la luz.