
LA HIJA DE AGAMENÓN. EL SUCESOR de KADARÉ / Traductor: Ramón Sánchez Lizarralde / Editorial: Alianza editorial / Género: Narrativa / 271 páginas / ISBN: 9788411488112 / 2024
Pocas voces que yo haya leído, han logrado plasmar con tanta fuerza los abismos de la condición humana bajo regímenes totalitarios como la de Ismaïl Kadaré. La hija de Agamenón. El sucesor, publicado por Alianza Editorial, es un díptico que revela la singular habilidad del autor albanés para unir lo cotidiano con lo alegórico, creando relatos donde la opresión política se transfigura en un espacio de resonancias universales. En estas dos novelas breves, Kadaré, fiel a su estilo, amalgama historia y mito, realidad y ensoñación, revelando las tinieblas que envuelven a las dictaduras.
Dos noveletas publicadas simultáneamente en un solo volumen, pero escritas con muchos años de diferencia: quince años separan la escritura de La hija de Agamenón —un libro que Kadaré y su editor francés, Claude Durand, lograron hacer llegar clandestinamente a Occidente, hoja por hoja— de El sucesor. El escritor albanés las publicó juntas, por primera vez, en 2003.
Este libro tan peculiar nos transporta a los tiempos previos a la caída del Muro de Berlín, cuando el mundo era una paranoia constante bajo el yugo comunista, años oscuros que sirven nuevamente como un guion metafísico para las construcciones literarias del escritor. La hija de Agamenón es una hermosa variación sobre el tema del sacrificio, en la que el hijo de un alto dirigente del partido renuncia al amor por orden de su padre, y refleja claramente la eterna deuda de Kadaré con Homero, la mitología y los cantos de los bardos. Por su parte, El sucesor explora el lado más kafkiano del autor, un universo lleno de humor, fatalismo y absurdo, malas hierbas alrededor de abismos y paradojas interminables. El acto de designar a un sucesor, amarlo y prepararlo, inevitablemente genera odio, deseos de muerte o destitución: nombrar un sucesor implica imaginar y saber que uno dejará de existir en un momento determinado para que el otro continúe. Así, como Cronos después de Agamenón, los hijos se devoran.
Hay algo que me llama mucho la atención de la escritura de Kadaré, y es que se percibe una especial obsesión de conectar el futuro con el pasado, pero a veces con una intensidad desmesurada. Por ello, se puede decir que su literatura es un viaje onírico a un presente que no se percibe, que siempre está por llegar. Resulta particularmente notable la capacidad de Kadaré para conectar el pasado con el presente mediante una narración que desafía las categorías convencionales del tiempo. El autor parece obsesionado con una visión circular de la historia, donde los ecos del pasado resuenan de manera ominosa en el presente. Este recurso, que confiere a sus relatos un carácter onírico y perturbador, se convierte en un arma de doble filo, pues a veces se diluye la estructura narrativa en una espiral de simbolismos.
Desde un punto de vista únicamente estilístico, Kadaré tiene una prosa cargada de lirismo y densidad simbólica, como era de esperar, lo que exige al lector un esfuerzo interpretativo constante. Un esfuerzo que resulta muy liviano, por otra parte. En La hija de Agamenón. El sucesor, la intertextualidad y las referencias culturales no son meros adornos, sino pilares esenciales de una construcción narrativa que aspira a dialogar con tradiciones literarias universales. Los personajes de estas novelas son arquetipos que trascienden su contexto inmediato para plantear preguntas fundamentales sobre la libertad, el poder y la condición humana.
Es obvio que la propia figura de Ismaïl Kadaré, tanto como autor como intelectual, le da a estas obras una dimensión política que trasciende lo literario. Su trayectoria, marcada por la disidencia y el exilio, confiere a sus relatos una autenticidad que refuerza su impacto. Premiado y reconocido internacionalmente, Kadaré ha consolidado un corpus literario que, como demuestra este magnífico libro, sigue siendo relevante y necesario.

Jesús Cuenca Torres (Santiago de Compostela – 1957) Doctor en filosofía y exprofesor de instituto. Habla siete idiomas con fluidez, amante de los libros y del cine en blanco y negro. No le ve sentido echarle azúcar al café.