La promesa que reza en la faja es en verdad un buen reclamo al que no pude resistirme. Y la verdad es que ha sido un atracón de letras que no sé si al final he devorado yo o, efectivamente, ha acabado por devorarme a mí. He de reconocer, no obstante, que me costó entrarSigue leyendo «La sustancia del mal»