«Rápido como un relámpago atravesó nuestro elefante de ébano el comedor y se detuvo ante la capilla. El reloj de la catedral de la ciudad apuntaba justo las ocho. Anhelante, el capuchino corrió a tocar las ocho campanadas y cayó rendido de sueño sin poder más… Nadie por fortuna se había dado cuenta de suSigue leyendo «Entremés de «El ermitaño del reloj» de Teresa de la Parra»