14 de mayo de 2025
Pedro Reyes, Imagine (Guitarra bajo), 2012, metal reciclado, 113 x 36 x 10 cm. Lisson Gallery

Pedro Reyes (Ciudad de México, México, 1972) es arquitecto de formación y artista de vocación profundamente humanista, y tiene una de las trayectorias más singulares y comprometidas dentro del arte contemporáneo latinoamericano. Su aproximación al arte no puede desvincularse de su formación disciplinaria: la arquitectura no aparece en su obra desde lo edificado en sentido estricto, sino como una pulsión estructurante que atraviesa su pensamiento y todo lo artístico de su obra. En su universo creativo, tanto los espacios físicos como los sociales se entienden como construcciones, susceptibles de ser rediseñadas, reimaginadas y transformadas. El artista mejicano ha hecho de la utopía un campo de batalla conceptual donde se activa el pensamiento y la acción colectiva. A través de diversos medios —que incluyen tanto la escultura como la instalación, el video o proyectos participativos— genera pulsaciones que obligan al público a ejercer la imaginación como un acto completamente político. En este sentido, su trabajo está en línea con el pensamiento influido por la escultura social de Joseph Beuys, donde el arte no se limita a la creación de objetos, sino que se concibe como una herramienta valiosísima de transformación cultural y social.

Su serie Disarm es quizás uno de los ejemplos más potentes de esta poética del hacer. En ella, Reyes convierte armas de fuego decomisadas —símbolos del conflicto, la violencia y la fractura social— en instrumentos musicales funcionales o en palas, por ejemplo, que han sido utilizadas para plantar árboles. El gesto es elocuente y profundamente simbólico: donde hubo muerte, ahora brota la vida; donde antes resonó el estruendo de la destrucción, ahora resuena la música. Para esta serie, colaboró con músicos de distintas partes del mundo, quienes compusieron piezas interpretadas exclusivamente con estos instrumentos, dotando a los objetos de una segunda vida, sonora y significativa. Esta operación estética y ética ejemplifica su convicción de que el arte puede —y debe— intervenir en los procesos sociales con eficacia simbólica y efectos reales.

Muy a menudo las obras de Pedro Reyes necesitan de la complicidad del público para que tengan vida. Proyectos como Sanatorium, presentado en el Guggenheim de Nueva York en 2011, transformaban el espacio museístico en una clínica experimental para la sanación emocional y psicosocial, articulada a través de terapias ficticias o performativas, cargadas de humor y crítica a la vez. Este espíritu transformador ha estado presente en sus numerosas exposiciones individuales, entre las que destacan Return to Sender (Museo Tinguely, Basilea, 2020), Los robots no lloran (Museo Jumex, Ciudad de México, 2018), Manufacturing Mischief (MIT Center for Art, Science and Technology, Cambridge, 2018), Domingo Salvaje (La Tallera, Cuernavaca, 2016), pUN: The People United Nations (Hammer Museum, Los Ángeles, 2015), Pharmasphere (Boston Museum of Fine Arts, 2013), Baby Marx (Walker Art Center, Minneapolis, 2011), y la ya mencionada Sanatorium. Asimismo, su obra ha estado presente en exposiciones colectivas de amplio alcance, como Amnesia Atómica (Tlatelolco, 2020), Think Twice (SCAD Museum of Art, Savannah, 2019), Hors Pistes (Centro Pompidou, París, 2016), Transformers (MAXXI Museum, Roma, 2015), y Per/form (CA2M, Madrid, 2014), así como en prestigiosas bienales internacionales: Sharjah (2013), Estambul (2012), Gwangju (2012), dOCUMENTA 13 en Kassel (2012), Liverpool (2012), Bienal do Mercosul (2009) y Yokohama (2008). Sus obras forman parte de importantes colecciones públicas y privadas alrededor del mundo, entre ellas las del Seattle Art Museum, Museo Tamayo, Fundación Jumex, MUAC, Walker Art Center, Kadist Art Foundation, y el Bronx Museum, por mencionar solo algunas.

Pedro Reyes activa procesos. Su arte, profundamente ético y social, nos recuerda que imaginar sigue siendo un acto radical, y que lo imposible, a veces, solo necesita una estructura diferente para volverse inevitable.

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