
«Jens Vejmand está sentado en el refugio,
sus manos se aferran a trapos parcheados
y a zapatos diurnos encordados. Transforma
con su propio martillo la dura piedra
en pan. Si te despiertas una mañana
cuando el alba comienza a elevarse y
escuchas un sonido metálico una vez,
otra vez y una vez más, no es más que
Jens Vejmand cuyas chispas salvajes
humedecen el rocío. Y si viajas tras las
yeguas de los agricultores y pasas al lado
de un anciano con lágrimas en los ojos, no es
más que Jens Vejmand que busca en vano un
refugio que no se congele. Y si viajando
hacia casa, tiemblan los vendavales del suroeste, y
escuchas el canto de un martillo en alguna parte,
no es más que Jens Vejmand que todavía permanece
allí. Y si el camino de la navidad se alisa ante
la dificultad, no es más que Jens Vejmand, cuyo
martillo declina en una fría noche de diciembre.
Y si dentro de la iglesia hallaras una pintura débil y
desgastada, sesgada oblicuamente hacia los lados,
no es más que Jens Vejmand, cuya vida estaba llena
de piedras y cuya tumba no marcan los huesos».
Jens Vejmand (Jeppe Aakjaer, 1906)

Jeppe Aakjaer (Skive, Jutlandia, Dinamarca 1866 – 1930, Jenle, Dinamarca) fue un novelista y poeta danés. Nacido en un ambiente rural, trabajó durante su juventud en el campo, a la vez que asistía a la escuela popular. Fue ya en su madurez cuando se trasladó a Copenhague para dedicarse al periodismo; discípulo de George Brandes se sintió atraído por los ideales socialistas. Cuando volvió a su tierra natal, Jutlandia, se dedicó a combatir la injusticia social por medio de la educación. Entre sus novelas destacan: El hijo del campesino (1899), en la que rememora sus años de niñez, Hijos de la ira (1904), en la que denuncia la explotación a la que están sometidos los agricultores daneses, La alegría del trabajo (1914) y Donde hay fuerzas que germinen (1916). Sus poemas más importantes, de un carácter marcadamente lírico y tradicional, se encuentran recogidos en Cantares del centeno (1906). En la actualidad sus novelas han caído prácticamente en el olvido, recordándose únicamente su faceta poética.
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