
«Rápido como un relámpago atravesó nuestro elefante de ébano el comedor y se detuvo ante la capilla. El reloj de la catedral de la ciudad apuntaba justo las ocho. Anhelante, el capuchino corrió a tocar las ocho campanadas y cayó rendido de sueño sin poder más… Nadie por fortuna se había dado cuenta de su ausencia.
Pasó el día entero en una ansiedad febril. Cumplía maquinalmente su deber de campanero: pero con el pensamiento no abandonaba un instante la sopera encantada en donde vivía la reina de Saba y se decía: ¿Qué me importa aburrirme durante el día, si en las noches el elefante de ébano vendrá a buscarme y me llevará hasta ella? ¡Ah! ¡Qué bella vida me espera!
Y desde el caer de la tarde comenzó a esperar impaciente a que llegara el elefante. ¡Pero nada! Las doce, la una, las dos de la madrugada pasaron sin que el real mensajero diera señales de vida. No pudiendo más y diciéndose que sólo se trataría de un olvido, Fray Barnabé se puso en camino. Fue un largo y duro viaje. Tuvo que bajar de la chimenea agarrándose de la tela que la cubría y como dicha tela no llegaba ni con mucho al suelo, fue a tener que saltar desde una altura igual a cinco o seis veces su estatura. Y cruzó a pie la gran pieza tropezándose en la oscuridad con la pata de una mesa, resbalándose por encima de una cucaracha y teniendo luego que luchar con un ratón salvaje que lo mordió cruelmente en una pierna; tardó en pocas palabras unas dos horas para llegar al armario. Imitó allí el procedimiento del elefante con tan gran exactitud que se le abrieron sin dificultad ninguna, primero la puerta, luego la tapa de la sopera».
El ermitaño del reloj (Teresa de la Parra, 1920)

Teresa de la Parra es el nombre literario de la escritora venezolana Ana Teresa Sanojo Parra (París, 1889-Madrid, 1936). La escritora colaboró en diversos periódicos y revistas y en 1920 empezó a publicar sus primeros relatos. Su primera novela es un retrato de la Caracas de principios de siglo, premiado en el certamen para autores americanos de París: Ifigenia: diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba (1924). El recuerdo de su infancia es el punto de partida de Memorias de Mamá Blanca (1929), su obra más conocida, en la que retrata la decadencia de la alta burguesía venezolana. Dejó inconcluso un libro sobre la vida de Bolívar. Póstumamente aparecieron su Epistolario íntimo (1953) y las Obras completas (1965).
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