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«Y abriendo un mueble cerrado con llave, sacó una botella de panza redonda con un cuello muy largo, el cristal era de un color blanco como el de la leche, con cambiantes destellos irisados en su textura. En el interior había algo que se movía confusamente, algo así como una sombra y un fuego.
—Esta es la botella—dijo el hombre, y, cuando Keawe se echó a reír, añadió—: ¿No me cree? Pruebe usted mismo. Trate de romperla.
De manera que Keawe cogió la botella y la estuvo tirando contra el suelo hasta que se cansó; porque rebotaba como una pelota y nada le sucedía.
—Es una cosa bien extraña—dijo Keawe—, porque tanto por su aspecto como al tacto se diría que es de cristal.
—Es de cristal—replicó el hombre, suspirando más hondamente que nunca—, pero de un cristal templado en las llamas del infierno. Un diablo vive en ella y la sombra que vemos moverse es la suya; al menos eso creo yo. Cuando un hombre compra esta botella el diablo se pone a su servicio; todo lo que esa persona desee, amor, fama, dinero, casas como ésta o una ciudad como San Francisco, será suyo con sólo pedirlo. Napoleón tuvo esta botella, y gracias a su virtud llegó a ser el rey del mundo; pero la vendió al final y fracasó. El capitán Cook también la tuvo, y por ella descubrió tantas islas; pero también él la vendió, y por eso lo asesinaron en Hawaii. Porque al vender la botella desaparecen el poder y la protección; y a no ser que un hombre esté contento con lo que tiene, acaba por sucederle algo.
—Y sin embargo, ¿habla usted de venderla?—dijo Keawe.
—Tengo todo lo que quiero y me estoy haciendo viejo —respondió el hombre—. Hay una cosa que el diablo de la botella no puede hacer… y es prolongar la vida; y, no sería justo ocultárselo a usted, la botella tiene un inconveniente; porque si un hombre muere antes de venderla, arderá para siempre en el infierno».
El diablo de la botella (R. L. Stevenson, 1891)
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Robert Louis Balfour Stevenson nació en Edimburgo, Escocia el 13 de noviembre de 1850. Fue novelista, ensayista y poeta. Posee una extensa obra que engloba novelas históricas y de aventuras, crónicas de viaje, ensayos y lírica. Es autor de grandes títulos de la literatura clásica fantástica, histórica, de terror y de aventuras. El clima escocés siempre fue un inconveniente para la salud de su madre y también para la suya, por lo que pasaban, por prescripción médica, muchas mañanas en la cama. Para aliviar la carga que suponía a la madre aquel estado, la familia contrató a una niñera, Alison Cunningham, alias «Cummy», quien, con su calvinismo austero y sus truculentas historias, propició las frecuentes pesadillas del joven Stevenson. A esos pasajes de la niñera se sumó la influencia de las prédicas bíblicas que escuchaba con frecuencia en la iglesia, creando en él una mezcla de temor y fascinación que fue el germen de sus futuras narraciones. Stevenson escribió su primer quinteto en septiembre de 1855, cuando apenas tenía 5 años; su madre guardaba este y otros datos en un diario sobre la vida de su hijo muy bien documentado que escribió hasta que éste cumplió los 39 años. La salud de Robert Louis Stevenson le impidió asistir de forma regular a la escuela, por lo que, finalmente, suspendió las pocas horas que podía dedicarle y recibió enseñanza particular en casa. Sin embargo, consiguió acabar sus estudios. Comenzó, por inclinación de su padre, los estudios de Ingeniería Naútica, que abandonó por la carrera de Derecho y en 1875 comenzó a practicar, sin mucho entusiasmo ni éxito, la abogacía. Entonces comenzaron a notarse los primeros síntomas de la tuberculosis y emprendió un viaje por todo el continente que le llevó hasta Grez, en Francia, donde conoció a su esposa. Esta partió a California, Estados Unidos, para tramitar su divorcio y él la siguió un año después. Los años siguientes, debido a la delicada salud de Stevenson, el matrimonio cambió con frecuencia de residencia, viajando a Europa y, más tarde, regresando a Estados Unidos, para, finalmente fijar su última residencia en Samoa, donde fue muy querido por sus habitantes, los cuales le apodaron «Tusitala», que viene a significar «contador de historias». Murió de un ataque cerebral en Vailima Upolu, Samoa Occidental, el 3 de diciembre de 1894. Se le conoce por obras tales como: El club de los suicidas (1882), La isla del tesoro (1883), El ladrón de cadáveres (1884), El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (1884), La flecha negra (1888), Aventuras de un cadáver (1889), El diablo de la botella (1891) o Cuentos de los mares del sur (1893).
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