13 de septiembre de 2024
El pequeño pastelero (1922). Museo de la Orangerie, París

Espesas manchas de pintura animan la superficie del cuadro, cuyas formas distorsionadas y su apasionado colorido dan un aire de vivacidad incoherente a la figura. El turbulento estilo de Chaim Soutine, con su energía desbordante y su técnica apasionada, revela una profunda conexión con la obra expresiva y dinámica de Vincent van Gogh. A pesar de que Soutine afirmaba no tener aprecio por la pintura del maestro holandés, su trabajo demuestra una influencia innegable de Van Gogh en su uso del color y en la intensidad emocional de sus composiciones.

Soutine era conocido por su desdén hacia las creaciones de sus contemporáneos y por su indiferencia ante los experimentos vanguardistas de los fauvistas y cubistas. Su rechazo a estos movimientos no era simplemente una cuestión de gustos personales, sino una manifestación de su búsqueda incesante de un estilo propio y distintivo. En lugar de seguir las tendencias de su tiempo, Soutine se inclinó hacia la tradición de los antiguos maestros, proclamando su afinidad con artistas como Rembrandt. Esta conexión con el pasado le permitió desarrollar una voz artística única que se mantuvo al margen de las corrientes predominantes de su época.

Nacido en Lituania en 1893, Soutine se trasladó a París en 1913, una ciudad que se convertiría en el epicentro de su vida creativa. En París, encontró un ambiente propicio para su desarrollo artístico y se sumergió en la vibrante escena cultural de la ciudad. A lo largo de su carrera, Soutine exploró una variedad de temas, pero sus obras más destacadas incluyen naturalezas muertas, paisajes tormentosos con nubes y árboles azotados por el viento, y penetrantes retratos de criados y panaderos. Estos temas reflejan su maestría técnica, y también su capacidad para captar la esencia de las almas con una intensidad visceral. El frenético movimiento y las impulsivas pinceladas que caracterizan las obras de Soutine anticipan el estilo libre y expresivo de artistas posteriores como Willem de Kooning. La energía casi caótica de sus cuadros, con su vibrante colorido y su distorsión deliberada de las formas, encarna el espíritu del expresionismo y revela una profunda comprensión de las emociones humanas. A través de su obra, Soutine logró transmitir una sensación de inmediatez y vitalidad que continúa resonando en el mundo del arte contemporáneo.

Chaim Soutine es una figura fundamental en la historia del arte moderno. .

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