
Entre mil cuatrocientos setenta y cinco y mil cuatrocientos setenta y seis un pintor italiano llamado Antonello di Giovanni d’Antonio causó en Venecia un verdadero revuelo entre sus coetáneos al presentar una innovadora técnica para pintar al óleo. La luz y la claridad en la atmósfera adquirían de pronto una importancia vital, una importancia cualitativamente igual de significativa que la que tenía la geometría monumental y la perspectiva. Este importante y destacado pintor, más conocido como Antonello da Messina. (Mesina, Italia, 1430-1479) supo desgranar la sensibilidad de un mundo obcecado con la moralidad y la atemporalidad de los claros oscuros que la poca perspectiva en la pintura de la época daban a la realidad. Las figuras en el lienzo quedan ya integradas en una realidad, espacial y racional, siendo la luz la que unifica las escenas y traza con precisión todos los detalles que las ocupa.

En este cuadro, «San Jerónimo en su estudio», vemos a San Jerónimo leyendo a través de una ventana abierta, abstraído quizá por las Sagradas Escrituras. De todos los personajes el único que parece querer escapar del ensimismamiento es el león que, a la derecha del cuadro y apenas cubierto por las sombras, detiene sus pasos para asomarse al mundo exterior. Los objetos de los estantes, las baldosas del suelo, la luz, o las aves sobre el alféizar nos dan pistas sobre la influencia que tuvo la escuela flamenca en la pintura del artista italiano. Su intenso realismo, comparable al que prodigaba Robert Campin o Jan van Eyck, no es una prueba fehaciente de que Antonello exportara a Italia las técnicas de los maestros flamencos, o de que la aprendiera del propio Jan van Eyck; son muchos los expertos sobre su obra los que sostienen que Antonello jamás salió de Italia, y de que fueron artistas flamencos que ya vivían y trabajaban en Milán los que influenciaron en la obra del maestro italiano.
De Cebrián e Illescas
Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.
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