
Lo primero que tengo que decir es que la sopa de ajo sabe mejor si se elabora a la antigua usanza, es decir, en una desportillada cazuela de barro y hecho en la chimenea. Pero no preocuparos, soy consciente de que esto es un privilegio al alcance de muy pocos hoy en día, os aseguro que este guiso, se haga donde se haga, es una delicia, ¡aún cocinado en una lata de conserva!
Ingredientes (para 4 personas):
- 8 dientes de ajo
- 8 rodajas de chorizo, cortados a dados pequeños
- 100 g de jamón serrano cortados a dados pequeños
- 4 cucharadas soperas de aceite de oliva
- ½ cucharada de pimentón dulce de la Vera (ahumado o normal)
- ¼ vaso de vino blanco
- 8 rebanadas finas de pan del día anterior
- la punta de una cucharadita de comino
- 3 vasos de agua
- Sal
- Pimienta molida
- 4 huevos camperos
Preparación:
Los ajos pelados, laminados en un grosor no muy fino, se sofríen en el aceite de oliva hasta que empiezan a dorarse, momento en el que añadimos el chorizo y el jamón. Antes de que se nos queme, cuando empieza a colorearse el aceite, agregamos el pimentón y con una cuchara de palo removemos enérgicamente durante un minuto para que el pimentón tampoco se nos queme y amargue. A continuación, volcamos el vino blanco y reducimos unos dos minutos.
Agregamos las rodajas de pan, vuelta y vuelta para que absorban el aceite del guiso. Después añadimos el agua, una pizca de sal, y cocemos hasta que veamos que el pan está esponjoso.
Antes de apagar el fuego rectificamos de sal y echamos el comino y una pizca de pimienta. Tapamos.
Por último, servimos la sopa en cuencos, (lo tradicional es que se hagan en cuencos de barro con tapadera), e introducimos un huevo en cada uno de los cuencos. Tapamos los cuencos y dejamos reposar durante dos o tres minutos para que el calor de la sopa cuaje los huevos.
Angie Ballester