
En la obra de John Chamberlain (Rochester, Indiana, 1927-2011, Nueva York) tres son los elementos esenciales y más representativos en sus trabajos: el efecto maquinal de los materiales que utiliza (como la carrocería prensada de un automóvil), la dimensión pictórica de sus esculturas y la conexión formal entre la composición de sus obras y el dinamismo que confiere el desorden ordenado de las piezas que la constituyen.

La escultura de Chamberlain es gestual, de gran formato, utiliza pliegues figurativos, es instintiva. Su existencia creativa, al igual que la de muchos de sus contemporáneos, la vivió sin medida, siendo su principal inspiración la obra abstracta de David Smith, de quien se inspiró y aprendió para transformar carrocerías prensadas de automóviles en esculturas. Chamberlain también trabajó con otros materiales, como el acero, papel aluminio, plexiglás y hule espuma, aunque las partes de automóvil siempre fue lo que predominó en su carrera. La concepción de una conexión inherente entre las partes de sus esculturas fue esencial en su trabajo en donde las piezas mismas dictan su posición para formar un todo.
Una de sus obras más icónicas, Balzanian, está inspirada en una estatua hecha por el escultor francés Auguste Rodin entre 1892 y 1897 en honor al novelista Honoré de Balzac (1898), la escultura de Chamberlain se alza con nervio en un equilibrio de movimiento. Los pliegues son toscos y están formados por las partes prensadas de la carrocería de un automóvil, evocando tanto a la escultura original como al mismo Balzac.

De Cebrián e Illescas