«El detective de la policía de Chicago Sam Porter investiga el caso de un hombre atropellado, pues los indicios en la escena del crimen apuntan a que se trata de El Cuarto Mono, un asesino en serie que ha estado aterrorizando la ciudad. Su modus operandi consistía en enviar tres cajas blancas a los padres de las víctimas que secuestra y mata: una primera con una oreja, una segunda con los dos ojos, y otra con la lengua; y finalmente dejar abandonado el cuerpo sin vida en algún lugar. El hombre atropellado llevaba una de esas cajas blancas. Se inicia así una frenética carrera contrarreloj para averiguar dónde se encuentra encerrada la próxima víctima».
La verdad es que me lo he pasado de miedo con la lectura de El Cuarto Mono. A pesar de que antes de la página 100 ya me olía a chamusquina y mis sospechas se confirmaron antes de llegar a la 500, a pesar de algunos flecos que quedaron sueltos y algún que otro detalle que chirriaba, a pesar de todo eso, no puedo más que alabar y aplaudir esta estupenda novela por el buen rato que me ha hecho pasar. Puede que dentro de un año ya no me acuerde ni de Sam Porter ni de ninguno de sus compañeros ni del caso que le ocupa en estas páginas, pero da igual: el viaje ha sido agradable e intenso. Con eso, hoy por hoy, me conformo.
J. D. Barker me ha llevado a recordar esos thrillers cinematográficos que nos sedujeron en los noventa con esa tensión y esa intriga permanente, todo a contrarreloj, con el tiempo en contra y las pistas con cuentagotas en pos de un criminal más inteligente que la media y con recursos más que suficientes como para orquestar su propia sinfonía delictiva usando incluso a quienes lo persiguen. He visto trazas de Seven y El silencio de los corderos, de El coleccionista de amantes o La hora de la araña. No hablo sólo de las películas, sino también de las novelas.
El Cuarto Mono destaca muy a pesar del uso de los tópicos policiacos y los arquetipos de género en sus páginas. Lo hace porque su prosa es poderosa y de vértigo. Barker usa sus herramientas con precisión de cirujano, intercalando –como uno de esos episodios de 24– el escenario concreto de algunos de sus personajes como si fuese un extracto cronometrado de sus vidas y el diario del CM, el Cuarto Mono. No deja de ser una novela policiaca, con su villano superinteligente que los lleva a todos de cabeza y su némesis policial que lo persigue desde el comienzo. El juego es el de siempre, sólo cambian las reglas. Y, creedme, nada de eso importa. ¿Hay cliffhangers? Por un tubo. ¿Hay sangre? Mucha. ¿Hay tensión narrativa? Constantemente. ¿Hay misterio y suspense? Obviamente. ¿Hay sincronización? Como un tango de dos bailarines profesionales. Todo está medido. Muy medido. Como una bomba de relojería que explota justo en el instante para el que ha sido programada.
El Cuarto Mono de J. D. Barker me ha gustado mucho. Más por cómo ha desarrollado la novela que por la trama que subyace que, a pesar –como decía– de los tópicos, me ha encantado sobre todo en sus detalles más minúsculos y definitorios. He devorado estas páginas como hacía tiempo que no hacía. El Cuarto Mono ha conseguido que mantenga los ojos abiertos un poco más cada noche, a pesar de esa arenilla que parece posarse sobre los párpados y esa sensación de vahído eventual que te arrastra hacia el sueño. No soy lector habitual de este tipo de género y, sin embargo, me ha tenido en vilo y he disfrutado de la novela con gran satisfacción y sorpresa.
Víctor Morata Cortado
EL CUARTO MONO de J. D. Barker / Título original: THE FOURTH MONKEY / Traducción: Julio Hermoso / Editorial: Destino / Género: Novela / 560 páginas / ISBN: 9788423353941 / 2018