La casa del callejón

David Mitchell es uno de esos autores que he descubierto tarde pero que ha supuesto un regalo para los sentidos y un acicate para la imaginación a todos los niveles. Los descubrí tardíamente con Relojes de hueso y, desde entonces, he tenido el placer de leer buena parte de su bibliografía. Antes de que pudiera concluir la lectura de su obra completa, ha aparecido este magnífico libro y no he podido por menos que deleitarme con su magnífica prosa y su personal estilo en una lectura que ha durado poco más que un suspiro. Y es que La casa del callejón vuelve a ese mundo de la Senda Sombría y los horologistas que ya trató extensamente en ese primer libro que me hizo descubrirlo y maravillarme. No por ello creo necesario que un nuevo lector o aquel que no haya leído Relojes de hueso deba hacerlo para afrontar la lectura de este libro, pero es importante saber que beben de la misma fuente. Esta es una historia con nexos relativos a esa otra obra, pero que disfruta de su independencia sin permitir que la fuerza decaiga en sus páginas ni que la historia se tambalee lo más mínimo. Usa el mismo tipo de estructura de personajes aparentemente independientes distanciados en el tiempo por una distancia determinada, en este caso significativa, que concurren en Slade House, la casa del callejón que da título a la obra en español. Si hay algo que me encanta de David Mitchell es, como decía, su prosa y su estilo. Son un caballo más que decente sobre el que cabalgar sin que importe demasiado la historia que hay detrás o hacia donde te lleve, pero, para redondear esa querencia al modo de escribir de Mitchell, resulta que la historia es ingeniosa, creativa y poco convencional en todos los sentidos. Si hubiera que extraer un pero de la lectura sería no obstante el modo en que aprovecha para explicar lo que sucede por boca de sus protagonistas, un recurso que muchos escritores tildarían de prohibido en sus talleres o manuales de estilo, pero que, sin embargo, tampoco puedo juzgar como negativo dada la forma en que el autor lo ofrece en estas páginas. Mitchell es un artista de la palabra y creo que lo demuestra sobradamente en La casa del callejón. Me fascinaron el mundo y las historias que habitaban en las páginas de Relojes de hueso y entonces me quedé con ganas de más; La casa del callejón ha satisfecho en parte esa necesidad. Para mí, como siempre que leo a Mitchell, su obra se me hace breve a la vez que me deja plenamente satisfecho y con el regusto de haber leído algo que merece la pena y de lo que se puede aprender y mucho. No sólo por su capacidad para poner sobre el papel lo que hay en su cabeza, sino por la habilidad del autor para manifestar naturalidad en el artificio y crear mundos totalmente coherentes donde, en apariencia, es complicado hacerlo. Además, la sutileza con la que ofrece el trato de la moral y ética humanas hace que el lector experimente cierta controversia y se enfrente a un buen número de dilemas durante la lectura. Así y todo, al margen del contenido moral que alberga estas páginas, muy sutiles como decía, lo importante es la ficción que impera y domina la magia de la narración que tiene como núcleo esa casa del callejón. Una novela fascinante y, por desgracia, demasiado corta.

Víctor Morata Cortado

LA CASA DEL CALLEJÓN de David Mitchell / Título original: SLADE HOUSE / Traducción: Laura Salas Rodríguez / Editorial: Literatura Random House / Colección: Literatura Random House / Género: Narrativa / 224 páginas / ISBN: 9788439733010 / 2017

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