Casi antes siquiera de leer el título, los ojos se van a la mano negra de la portada, con esas raíces eléctricas dibujándose sobre la palma y los dedos. Pero, antes incluso de que la mente divague ante lo que esconde esa imagen o el propio título, no puedes dejar de leer la advertencia de Margaret Atwood: «¡Electrizante!¡Sorprendente! Te dejará con la boca abierta.» «¡Fanfarronadas!» Eso es lo que piensas. Porque la literatura, al igual que otros mercados, viven de la publicidad y es sobre ésta sobre la cual se sustentan muchas de las ventas. En un mundo de estanterías tan copadas y saturadas tienen que llamar la atención de algún modo. Bien. El caso es que no es una fanfarronada. Y entonces todo el chiringuito se viene abajo y en verdad acabas con la boca abierta. Y no sólo la boca, también la mente.
Jamás había leído nada de Naomi Alderman. Ni siquiera me sonaba su nombre. No es raro; no conozco ni he leído a tantos autores o autoras como me gustaría. Sin embargo, me ha sorprendido, y mucho, por varias razones. La primera de ellas es que me ha gustado la prosa, el estilo directo y el modo en que la escritora juega con los tiempos verbales para exponer los cambios de tiempo y espacio en sus párrafos. Me gusta el modo en que moldea las frases para retrasar la acción, fijar un pensamiento o incitar a la reflexión del lector. También me gusta cómo mantiene la tensión de las diversas historias y la naturalidad con la que trata las tramas de los diferentes personajes. El conjunto me ha parecido muy notable, muy ameno y también coherente. Otro de los aspectos que me han llamado la atención gira en torno al mensaje patente tanto en la historia principal como en el marco de ficción dentro de ficción en el que se sitúa. Una idea original a través de la cual la autora nos muestra mucho más que si lo hiciera con palabras. La conjunción de ese paréntesis que abre y cierra la obra central más la serie de ilustraciones que acompañan la novela, crean una imagen brutal sobre el lector acerca de lo que ha pasado para entender mejor el presente de lo que se cuenta en las páginas centrales. La estructura de capítulos divididos en tiempo restante hasta el clímax, no de la historia, sino de lo que la genera, también contribuye a mantener la tensión, el misterio y el suspense, del mismo modo que la capitulación por personajes que acaban por entremezclarse forman una idea de lo mucho que puede variar una historia dependiendo del punto de referencia que se tome de sus vidas.
La novela en general tiene mucho a destacar. La crítica social es inherente e imprescindible para entender la novela. Está presente en todo momento. Otro de los aspectos que más me han gustado es el modo en que ha puesto a la mujer al poder sin caer en la facilidad de humillar la figura masculina, sino aportando coherencia y objetividad, destacando los puntos fuertes y los débiles de diversas sociedades mundiales sin menospreciarlas ni sobrevalorarlas. Y también me ha encantado su crítica encubierta sobre la naturaleza humana independientemente del género. No tienen desperdicio las últimas páginas del libro, en cuyas palabras podemos, sobre todo los hombres, vernos en la piel de una sociedad que llevan viviendo durante muchos siglos las mujeres. Sin lugar a dudas, Naomi Alderman ha hecho un excelente trabajo con esta novela. Altamente recomendable para abrir la mente y entender otros pensamientos.
Víctor Morata Cortado
THE POWER (NOVELA) de Naomi Alderman / Título original: THE POWER / Traducción: Ana Guelbenzu / Ilustraciones: Marsh Davies / Editorial: Roca / Colección: Novela / Género: Novela / 352 páginas / ISBN: 9788416700677 / 2017