Johnny empuñó su fusil

9788416259045Entre las numerosas novelas antibelicistas que se han escrito sobre la Primera Guerra Mundial yo destacaría a cuatro de ellas: El fuego: diario de una escuadra de Henry Barbusse, Adiós a las armas de Ernest Hemingway, El bosque de los ahorcados de Liviu Rebreanu, y por supuesto Sin novedad en el frente de Erich-Maria Reamarque, para mí la más representativa de todas ellas. Estas cuatro novelas, quizá también podría incluirse Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline, son obras que de una u otra manera han perdurado a lo largo de los años como referentes literarios sobre la atrocidad de la guerra y su sinsentido. Si tuviéramos que incluir a otra novela en este improvisado (y subjetivo) Olimpo de obras antibelicistas la única que tendría cabida entre ellas, por méritos propios, sería Johnny cogió su fusil de Dalton Trumbo.

A Dalton Trumbo (Montrose, Colorado, USA, 1905-Los Ángeles, USA, 1976), guionista y escritor maldito durante gran parte de su vida, la publicación de esta novela, un duro alegato contra la guerra y la propaganda belicista, no sólo le proporcionó cierto reconocimiento como novelista sino que indirectamente también sirvió como pretexto añadido a sus detractores para incluirlo en las famosas listas negras de Hollywood.

Johnny empuñó su fusil nos cuenta la historia de Joe Bonham, un soldado al que un obús en una trinchera ha dejado postrado en la cama de un hospital para siempre. No es un lisiado más de la guerra. A Joe Bonham le han amputado todas sus extremidades, los dos brazos, las dos piernas. Se ha quedado sordo, ciego, mudo. No tiene olfato. El soldado pronto descubre que no está muerto y que tampoco está loco. Aunque siente que la locura está varada a su lado, intenta por todos los medios que ésta no le atrape. El tiempo, el paso del tiempo también le oprime. Necesita imperiosamente sentirse dentro del mundo, contar los días, las semanas, los meses. Percibir de alguna manera que no está muerto. Para ello elabora un calendario en su mente basándose en las visitas de las enfermeras que le cuidan. A Joe Bonham lo único que le queda son sus recuerdos. Con ellos intenta rememorar sensaciones, sentimientos que no quiere borrar de su vida, quiere seguir sintiéndose humano. Cuando se percata de que puede comunicarse con el mundo que le rodea, aquel que ya no le pertenece, mediante morse, con toquecitos con la cabeza, la felicidad que siente es casi absoluta, aunque no es hasta muchos intentos después cuando consigue que el mundo exterior le entienda.

La novela que escribió Dalton Trumbo es aún más asfixiante que la película que él mismo adaptó de su obra en 1971, un clásico ya del cine universal. El autor escribe sin comas, entiendo que deliberadamente. Sin interrupciones. Con ello consigue que el texto gane en veracidad, intensidad. Las imágenes, paisajes, descripciones, son nítidas y sugerentes a la vez, las propias de un sueño, o de una pesadilla. En la novela consigue que el lector sufra de claustrofobia, es casi imposible no sentir opresión en el pecho cuando Joe Bonham se despierta en el hospital y va descubriendo poco a poco que no puede mover los brazos, que no tiene piernas, que no es capaz de ver, ni de oler, ni de oír, ni de gritar. Esa incertidumbre del soldado por no saber qué ha sido de su novia, o esa nostálgica visión de la Navidad, de los regalos, de su ciudad natal, acongoja y abruma. Es aterrador descubrir, escuchando a la mente de Joe Bonham, como es de absurda la guerra, lo intranscendente que termina siendo la sangre de tantas vidas y la destrucción de tantas familias para la gran mayoría de ciegos que pueblan la sociedad. Aún así (es ello lo que te trasmite la obra tras su lectura) hay esperanza para el mundo, todavía no es tarde para que la humanidad deje de autodestruirse tan neciamente.

Es una novela dura, pero que hay que leerla. Sí o sí.

Sólo un apunte a la traducción de José Luis Piquero: ¿Por qué empuñó su fusil, y no cogió su fusil como en el original (Johnny got his gun)? En inglés existe el verbo empuñar, y si Trumbo no utilizó ese verbo, ¿por qué traducirlo así? Entiendo del criterio y la libertad del traductor, pero creo que en esta ocasión la decisión de cambiar el verbo empuñar por coger no es muy acertada. Empuñar un fusil no es (ni significa implícitamente lo mismo que) cogerlo. 

Jesús Cuenca Torres

4JOHNNY EMPUÑÓ SU FUSIL de Dalton Trumbo / Traducción: José Luis Piquero / Epílogo: Javier García Sánchez / Editorial: Navona / Colección: Ficciones / Género: Narrativa / 271 páginas / ISBN: 9788416259045 / 2015

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