El campeón ha vuelto

AAFF_Cubierta_NEVO AMORES.inddNo hace mucho que leí El bar de las grandes esperanzas, de este mismo autor. La impresión que me dejó fue bastante buena. Lo mismo ha sucedido con este pequeño libro, un reportaje publicado hace casi dos décadas y que no adolece para nada de esa constricción a la que se encuentran algunos escritos sometidos cuando se leen en un tiempo y un lugar que no corresponden. Parte importante de esta obra es el prólogo. A través de él, podemos comprender un poco mejor la sucesión de hechos en el proceso de investigación que lleva al autor a dar con el paradero del supuesto Bob Satterfield, un boxeador de los años 50 con puños de acero y mandíbula de cristal que vive al raso en uno de los bancos de Santa Ana, Los Ángeles. Moehringer nos pone en antecedentes sobre sus escasas motivaciones durante esa época, aderezadas –para quienes hayan leído sobre él, su vida, experiencias y desdichas en El bar de las grandes esperanzas esto no les sonará a chino– con la presencia invisible de su padre y la crisis por la que los Estados Unidos estaban pasando. Una vez establecido el marco sobre el que se va a mover, «uniendo los puntos» –como dijo Steve Jobs en su conferencia de Stanford– para hablar de los diversos significados y la influencia de ese pasado sobre su presente, comienza el proceso de investigación. No da la impresión de acercarse a un lugar demasiado sórdido, no denotan sus palabras el miedo ante el peligro de quien se inmiscuye en una jungla que no le pertenece, árida, sin concesiones, sino todo lo contrario, como quien se acerca suavemente a saludar a un viejo amigo que hace tiempo que no ve. Con esa cautela, pero sin titubeos. Ese mundo es la realidad de un peso pesado del boxeo que estuvo cerca de tocar el cielo de la fama y que acabó durmiendo con la mejilla pegada al suelo de cualquier sucia acera lejos de casa, bebiendo whisky barato y mendigando comida en las calles y los albergues de la ciudad. El «Campeón», como él mismo se llama. Un alma cándida que ha aprendido a conformarse con el día a día y con lo que la vida le da.

Es justo que el lector de esta pequeña obra descubra por sí mismo el camino que toma la investigación de Moehringer, que vea hacia donde llevan sus descubrimientos. Al tratarse de un caso real, parece que se despierta aún más el ánimo por leer y llegar al final. Lo cual, hay que decir con pesar, alimenta también la sensación de brevedad de la ya de por sí breve obra. Moehringer deja de manifiesto –una vez más– su buen hacer con las letras, el porqué de su merecido Pulitzer. Me maravilla su modo de expresarse. Con esa naturalidad que deja entrever largas horas de trabajo. Con esa genialidad que hace que no se note el esfuerzo que hay tras todo ello. Y, como no, su sinceridad. Si de algo se puede hablar cuando se lee a Moehringer es de su honestidad. Hay suficiente lugar en estas páginas para sus miserias, para esa sombra con la que carga. Sirve este texto –pienso que le sirvió en su día– para llevarlo a una reflexión profunda sobre sí mismo, sobre el camino que debía tomar –que ya sabía no sería fácil– y sobre la importancia de un padre que les abandonó a su madre y a él cuando apenas tenía siete meses. Esas heridas se ven supurando en algunos párrafos, del mismo modo que se ve la valentía con que las afronta, el coraje con que asume sus instantes de derrota y sus debilidades. Deja que sus demonios vean la luz en su escrito, del mismo modo que destapa los de sus entrevistados, siempre con respeto y cautela. Si de algo carecen estas páginas es de sensacionalismo. Hay, como digo, demonios. Y también fantasmas. Pero, para descubrirlos, hay que leer El campeón ha vuelto. Entonces descubriremos no sólo quién es el «Campeón», ese mendigo que dice ser Bob Satterfield, un exboxeador que al que todos dan por muerto desde hace décadas, sino la historia que hay detrás de su situación, la verdad que se oculta tras un rumor.

Al margen de lo evidente, El campeón ha vuelto es, al tiempo que una historia real, una metáfora sobre la vida en general, y sobre la escritura y quienes se dedican a este oficio en particular. No son metáforas directas, sino muy sutiles. Cada cual que capte lo que crea, esa es la grandeza de la literatura: una interpretación diferente para según quién lo lea. En ocasiones, como sucedía en la última obra de Moehringer, pesa más lo que no se dice. Leer a J.R. Moehringer resulta enriquecedor. Es fácil perderse –para bien, por supuesto– en su prosa. No importa lo que cuente, siempre encuentra el modo de hacerlo maravillosamente bien y eso, para mí, ya es todo un hallazgo. Esta obra hace perfecto honor a ese dicho que dice que «si lo bueno es breve, dos veces bueno», aunque, en este caso, para mí ha sido dos veces breve. Se me hizo corto.

Víctor Morata Cortado

4

EL CAMPEÓN HA VUELTO de J.R. Moehringer / Título original: RESURRECTING THE CHAMP / Traducción: Juanjo Estrella / Editorial: Duomo Ediciones / Colección: Nefelibata / Género: Ensayo / 112 páginas / ISBN: 9788416634002 / 2016

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: