El relojero de Filigree Street es la ópera prima de Natasha Pulley. La ambientación elegida por la autora no es otra que la de un Londres convulso por los atentados de un grupo terrorista irlandés que opera bajo el nombre político de Clan na Gael y que tiene a todos los funcionarios del Ministerio del Interior inglés en alerta. Han recibido un aviso de bomba y Thaniel, uno de los telegrafistas encargado de transmitir este y otros mensajes de importancia para el gobierno, se salvará por los pelos gracias al curioso mecanismo de un reloj que le llegó por vía anónima. A la par que la historia de Thaniel, se desarrolla la de Grace, una masculinizada mujer que rehusa de los convencionalismos sociales, asiste a conferencias feministas sin mucho entusiasmo y vive por y para la ciencia, a pesar de que es la única que lo entiende. Sus padres, dispuestos a casarla con el primer buen postor que la acepte, la obligarán a acudir a un acto que será el que marque la diferencia en su vida y en la de Thaniel. Grace no tiene un carácter precisamente afable, es introvertida e insolente. Todo lo contrario que Thaniel. El encuentro entre ambos debería haber supuesto un choque de caracteres mucho mayor, pero, a pesar de todo, se da y se aviene bien a la historia que surge a partir de entonces. En el eje central se encuentra la figura de Keita Mori, «el relojero de Filigree Street», un barón japonés que abandona un alto cargo al servicio del Ministro del Interior de Japón para que su futuro llegue a ser el que él espera que sea. La ficción comienza a salirse de los cánones normales que fija el escenario histórico para rozar el steampunk con la maravillosa afición de Mori por construir artilugios tecnológicamente ultra avanzados para la época. Como ejemplo más destacado: Katsu, un pulpo mecánico que funciona con una suerte de mecanismo de poleas y engranajes magnéticos que lo dotan de cierta aleatoriedad, lo que le confiere una apariencia «viva». Estamos hablando de una época muy remota, pues la historia se desarrolla en un intervalo de poco más de seis meses, desde finales de 1883 hasta mediados de 1884, más o menos. El escenario es Londres y, salvo algún flashback puntual para introducir la historia de Mori en Japón, no varía.
En líneas generales se trata de un libro entretenido, pero hay ciertos puntos que no han terminado de cuajar. La poca sorpresa que representa en los personajes el despliegue de tan alta tecnología en una época tan remota patina un poco. Igual que la relación entre algunos personajes, que no me acaba de convencer, no por su naturaleza, sino porque no se aprecia una evolución en sus personalidades que derive hacia los lugares donde concluye finalmente. Creo que faltó un poco más de introspección e historia personal, más cercanía y más contacto para justificar el desarrollo de las relaciones interpersonales en la novela. Es una apreciación personal. No todo el mundo lo verá igual y es, por supuesto, muy respetable. Sin embargo, ese aspecto ha sido el que me ha dejado un poco más frío y ha convertido una lectura que podría haber sido más que notable, un poco más que aceptable.
Maxi Sabela Tornés
EL RELOJERO DE FILIGREE STREET de Natasha Pulley / Título original: THE WATCHMAKER OF FILIGREE STREET / Traducción: Aurora Echevarría Pérez / Editorial: Lumen / Colección: Lumen narrativa / Género: Novela / 416 páginas / ISBN: 9788426403162 / 2016