Nunca es tarde para morir

Más de 600 páginas comprenden la ópera prima del autor madrileño Pablo Palazuelo Baldasua. Narrada en tercera persona, Nunca es tarde para morir trata sobre cinco viejos amigos (Louis, Travis, Johann, Harry y Nikolai) retirados ya de los servicios secretos de sus respectivos países, que se reúnen en Nueva York para jugar su partida de póquer y no perder el contacto entre ellos. En la vida de estos cinco amigos aparece una enigmática joven (Kayden Fox) que será el detonante de una serie de acontecimientos y que hará que vuelvan a aparecer los monstruos de un pasado aparentemente enterrado. Otra de las protagonistas es Marian Bennett, una teniente policía, amiga de todos ellos y que, junto a su compañero Christian Willocks, se hará cargo de la investigación de los hechos que irán aconteciendo.

Si bien comienza con dos episodios aislados ubicados temporalmente en el pasado (más adelante veremos cómo encajan estas piezas en la trama) la novela está ambientada en la Nueva York de la actualidad y toda la historia transcurre en apenas un mes. Aunque al principio se hace un poco lenta, opino que es necesario para que vayamos conociendo a cada uno de los personajes protagonistas, sin embargo más adelante ésta se agiliza y mantiene en casi toda la obra un ritmo rápido, a pesar de que el argumento se va complicando conforme avanza la historia.

Nunca es tarde para morir es una obra de intriga y suspense que en algunos de sus capítulos llega incluso a rozar lo gore.

Me gusta el estilo de Pablo Palazuelo, se aprecia que el autor ha realizado una gran labor de investigación y documentación; sin embargo, considero un aspecto negativo el querer plasmar todo el conocimiento en la novela, repercutiendo en que, a veces, en información innecesaria para el hilo argumentativo. ¿Cómo puedo tachar de negativo algo tan meticuloso? Quizá porque, para mi gusto, no hubiera hecho falta tanta minuciosidad en el detalle, lo que en algunos fragmentos hubiera dado más ritmo a la historia.

Sin querer destripar la trama he de decir que, posiblemente buscando sorprender al lector, el cambio radical de algunos de los personajes principales me ha parecido, a mi modesto parecer, incomprensible.

Por lo demás, se trata de una lectura muy recomendable. Mi enhorabuena al autor que, intuyo, nos deleitará con muchas más novelas tan interesantes como Nunca es tarde para morir.

Inma Fernández