Ya conocía la figura del «hombre del hacha» que atemorizó a toda Nueva Orleans durante 1918 y 1919. Y la conocía porque no es un personaje de la historia criminal, a pesar de su misterioso anonimato, que pase de puntillas por los diferentes glosarios sobre psicópatas y asesinos. Además, se ha recurrido a él como parte de la misma historia a la hora de ambientar escenarios fílmicos o literarios, cuando no para darle gran parte del protagonismo dentro de la trama. Aún recuerdo su aparición reiterada e integración en la tercera temporada de American Horror Story, subtitulada como Coven (Aquelarre) y que tenía como eje estructural la historia de una academia de brujas en Nueva Orleans; en este caso, Danny Huston (Leaving Las Vegas, El jardinero fiel, Nueva York para principiantes, Hitchcock, etc.) es el responsable de encargar al «asesino del hacha» y llevar más allá su historia conocida, concretamente hacia espacios más sobrenaturales, lo cual encaja con la creencia general que se tenía acerca de él en esos días tempranos del siglo XX, en plena inmersión hacia la Ley Seca y en un lugar donde la magia, la superstición y el vudú estaban a la orden del día. Jazz para el asesino del hacha de Ray Celestin coge a este personaje, lo pone en el centro de una época y lo convierte en el nexo de varias historias que, en ocasiones, llegan a darse la mano. Todas ellas parten con la intención de encontrar al asesino, cada una sosteniendo sus propios motivos para ello. Algunas se pierden por el camino o se bifurcan hacia otras investigaciones y otras llegan hasta el final sin perder la pista del asesino. Ray Celestin también ha usado estas páginas para reflejar el abuso de poder de ciertos políticos, el dominio de ciertas zonas por parte de la mafia italiana y la corrupción en los diferentes estratos sociales y gubernamentales que imperaba en esa parte de Norteamérica. No se olvida tampoco de ofrecer ese paisaje de segregación racial en el que la sociedad estadounidense estaba sumido con cierta comodidad conformista y en el que quienes se llevaban la peor parte eran aquellos con un color de piel distinto. Así y todo, Nueva Orleans, tal y como refleja el autor, lucha contra ese sentimiento racista a través de su ambiente extremadamente festivo, lúdico y carnal, de luces y música negra. El jazz es importante, acaba de nacer del vientre del blues y Ray Celestin lo deja claro en varias ocasioens.
Si me interesaba particularmente esta novela era por el hecho de comprobar cómo el autor integraba su ficción dentro de la propia realidad sin caer en la deformación de la historia, ver cómo usaba los personajes ficticios y los ponía a interactuar con los reales sin que por ello perdiese veracidad. Es un ejercicio interesante el que realiza Celestin, pues no se queda con meras referencias artificiosas, sino que pone voz y acción a personas reales tan conocidas hoy en día como puede ser Louis Armstrong, famoso trompetista y cantante de la no menos famosa canción What a Wonderful World, que no compuso pero sí estrenó en 1967. Al leer Jazz para el asesino del hacha hay que abrir la mente y relajarse, no olvidar que se trata de una ficción y como ficción hay que leerla. De nada sirve hacer cábalas o comprobaciones sobre la veracidad de este o aquel dato, cuando los datos en sí son meros artículos de atrezzo que se mueven al ritmo de jazz por las calles de Nueva Orleans y que sirven bien a su propósito que no es otro que el de apuntalar los pilares básicos sobre los que se mueve la trama de la novela. Es una lectura entretenida y parece, según se dice, que ambienta con bastante acierto tanto la época como el escenario en los que se desenvuelve la historia. Además, el autor parece que ha sabido mantener esos elementos clave que, de no haberlos usado correctamente, podrían haber desbaratado toda la estructura como si tratase de un castillo de naipes. También es más que evidente que las intenciones de Ray Celestin pasan por una continuación a Jazz para el asesino del hacha, ya que deja a varios de los personajes principales preparados en la parrilla de salida del próximo libro que, a todas luces, se ambientará en los años 20 del Chicago de Al Capone. Habrá que esperar para verlo, no obstante, pero todo apunta a que los tiros irán por ahí. En su conjunto no me ha parecido una gran novela, pero está bien. Es legible, entretenida y, aunque a ratos se me antojó un poco aburrida, repetitiva o previsible, no constituye una mala lectura. El autor, a pesar de todo, consigue mantener el misterio hasta el final y todas las historias, más o menos, consiguen sostenerse hasta ese desenlace con dignidad.
Víctor Morata Cortado
JAZZ PARA EL ASESINO DEL HACHA de Ray Celestin / Título original: THE AXEMAN’S JAZZ / Traducción: Mariano Antolín Rato / Editorial: Alianza Editorial / Colección: Alianza Negra / Género: Novela / 456 páginas / ISBN: 9788491041610 / 2015