Me apetecía leer algo así. Me apetecía mucho. Y puede que la faja, en la que aparecía recomendada por Stephen King, haya tenido mucho que ver a la hora de tomar la decisión de hacerlo. Cuando uno se propone comentar o establecer una calificación sobre la lectura de una obra, siempre lo hace teniendo en cuenta diversos factores que pueden ser –o no– determinantes para quienes buscan una opinión que incline su balanza de atracción por la obra hacia el sí o el no. Esos factores no suelen pasar, por regla general, por lo estrictamente literario. Siempre que reseño, lo hago desde mi punto de vista como lector y predomina un criterio personal en el que tiene bastante peso la satisfacción que me haya causado la obra. Pero, aún así, valoro ciertos aspectos relacionados con el modo y la forma que pueden provocar que esto sea así. La estructura es importante, como la construcción de la trama y los personajes. También lo es la corrección gramatical y la inexistencia de errores ortotipográficos que tan molestos y «cortarrollos» son si te pilla en pleno clímax o en una escena especialmente adictiva. Los impunes goza de una fachada impecable en todos esos aspectos. Sin embargo, lo que más me ha atraído de la novela de Richard Price ha sido el conjunto en sí. Sin diseccionar nada en concreto, pues lo que califica en este caso es la suma de las partes que, por sí solas, tal vez, no tendrían tanto sentido ni parecerían tan bien avenidas. La trama de Los impunes posee una cadencia natural, libre de ambages y florituras. Me recuerda mucho a esos músicos que hacen fácil a la vista lo que, sin lugar a dudas, parte de una ejecución complicadísima. He ahí la grandeza. He ahí lo atractivo. La novela se lee como quien nada en una piscina cubierta, sin marea, sin oleaje, sin que nada perturbe el discurrir de una pared a otra. Y eso provoca que sea una lectura rápida en la que apenas haya que detenerse a meditar o reflexionar sobre lo leído. No todas las novelas ofrecen ese alivio tan necesario a veces en épocas de sobrecarga o estrés. En Los impunes, me pareció que Richard Price consiguió escribir una obra compleja, de múltiples matices, de un modo que no lo aparenta. Su complejidad radica, precisamente, en la concatenación de los elementos –estructura, tiempo, personajes, etc.– para que todos ellos formen un todo natural que evoluciona de forma gradual página a página. Esa naturalidad es tal, que te va introduciendo en sus historias sin darte cuenta, con una normalidad increíble. Ves sus vidas y sus rutinas y te sientes parte de ellas. Esa es la magia de la escritura y eso es lo que me transmitió Richard Price. Me hizo formar parte de la novela. Como un ente muy cercano que casi puede tocar a los personajes. Dicen que no es la mejor novela de Richard Price. Yo no lo sé. Es la única que he leído. Y, como decía al principio, me apetecía leer algo así. Y me gustó. Mucho. Y eso, como lector, creo, es lo primordial. Disfrutar con la lectura. Para análisis sesudos, ya hay quien los haga.
Víctor Morata Cortado
LOS IMPUNES de Richard Price / Título original: THE WHITES / Traducción: Óscar Palmer Yáñez / Editorial: Literatura Random House / Colección: Literatura Random House / Género: Novela / 416 páginas / ISBN: 9788439731498 / 2016