Llevaba tiempo queriendo leer el único libro de Harper Lee, el mismo que le valió un Premio Pulitzer y la venta de más de cuarenta millones de ejemplares en todo el mundo, cuando salió a la venta una nueva edición de Matar a un ruiseñor y, a la par, el que se anunciaba como el «presunto» primer manuscrito de la autora, Ve y pon un centinela, que además trata la historia de sus personajes veinte años después del famoso juicio sobre el que se estructura la trama. No entraré en la polémica que gira en torno a la nueva publicación de Harper Lee sobre si se trata en verdad de una obra celosamente guardada o un ingenio de su agente para exprimir un poco más a la gallina de los huevos de oro, ni de lo sospechoso que parece que, en el estado en que se encuentra la autora y después de haber dicho que no volvería a escribir (en cierto modo no habría faltado a su palabra), haya aparecido Ve y pon un centinela. Eso lo dejaremos para los conspiranóicos. En cuanto a Matar a un ruiseñor, reconozco que es una novela notable. Te remueve las entrañas mientras la autora te lleva con naturalidad por las escenas de esa Norteamérica profunda, arraigada en sus prejuicios raciales y su conservadurismo más puro. Pero no sólo habla de injusticia racial, sino de integración social. Harper Lee se ocupa de mirar al afroamericano que va a ser juzgado por un crimen que no ha cometido, pero también mira en torno a la sociedad y el modo en que ésta aísla a aquellos que son diferentes por algún motivo. También contempla el paso de la infancia a la adolescencia y el modo en que las reflexiones en ese cambio se perturban y el modo de ver lo que nos rodea cambia sustancialmente, acomodándonos en la sociedad que nos espera para ser hombres o mujeres de provecho, de buen provecho social, sin llamar demasiado la atención y correspondiendo al pensamiento global como borregos. Todo eso muestra Harper Lee con sutileza, sin exponerlo abiertamente, y he ahí su destreza y habilidad. Pues con los gestos, contrariedades y palabras de sus protagonistas, la autora ofrece una imagen particular sin obligar al lector a creer más de lo que ve, sin ser coaccionado a ello. Es una novela dura. Su mensaje se clava y duele. Sobre todo porque, sesenta años después, hay demasiadas similitudes con nuestro tiempo. La justicia, parafraseando a Platón, «no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte». En esa frase podría tal vez resumirse buena parte de Matar a un ruiseñor. Los mensajes entre líneas son diversos, pero la esencia se deja ver con claridad prístina. Harper Lee quería decir algo y lo dijo alto y claro. Y ya no tuvo necesidad de volver a decir nada, por lo visto, hasta ahora. Será conveniente ver de qué se trata.
Víctor Morata Cortado
MATAR A UN RUISEÑOR de Harper Lee / Título original: To Kill a Mockingbird / Traducción: Belmonte Traductores / Editorial: HarperCollins Ibérica / Género: Novela / 352 páginas / ISBN: 9788468767024 / 2015