Hoy es jueves le pese a quien le pese…

Ayer asistí por primera vez a un mitin (el partido político es lo de menos) en este año tan eñectoral que tenemos en España. Nada mejor que estar en las trincheras para olisquear de primera mano el olor de la pólvora…

Para mí hoy no es sábado, Hoy es jueves le pese a quien le pese…

¡Quién dice que las modas son pasajeras! No hay nada más que mirar por el balcón de nuestros hogares para cerciorarnos de que ciertas costumbres seguirán siendo actualidad por mucho que se empeñe el mundo en crearse “fines del mundo”, “cambios de conciencia” ó “2012” al uso.

Me da la risa cuando veo a ciertos personajes en la tele despotricar sobre la desdibujada moralidad de nuestros políticos, (de derechas, de izquierdas, del centro, de abajo… o de postura supina… ustedes elijan). Venas hinchadas se cargan en feroces discursos dialécticos (más demagogia que otra cosa), unos acusan a otros de aprovecharse del patrimonio de los contribuyentes en beneficio propio, otros gritan al unísono que la corrupción desacredita al estado de derecho…

Ejem… ¿obvio? No estoy tan seguro.

Mi impresión más soez sobre esta ladina cuestión, y sobre el mitin de ayer, es comparable a la que en su día un profesor me dijo en confianza: “Nene, de la deshonestidad más aprenden los pillos que los honrados. Mientras que los primeros aprenden de los errores de los demás para ellos no ser desenmascarados, los segundos se limitan a darse golpecitos en el pecho y a frustrarse, sin hacer realmente nada.”

No quiero hacer moralinas. Ni siquiera esto que escribo ahora es el resultado de una concienzuda reflexión, pero estoy harto de que por muchos antídotos que se pregonan contra la corrupción, contra la calamidad política, y por muchas supuestas campañas que se hagan contra estos desalmados chupópteros, al final da la sensación de que es la ciudadanía la culpable de promocionar esta plaga al votar y concederles nuestra confianza sin reparos. No sé, no sé… pero pensar en estas cosas me da mucho asquito… Aunque también me da la sensación de que esas mierdas de personas que se aprovechan de la ingenuidad de quien les vota, no es el mayor problema que tenemos en este país, ¿no creen?…

Sólo espero que las promesas que nos lanzan estos señores políticos dejen de ser de una puñetera vez meros eslóganes propagandísticos.

¡Ah!, por cierto, firmo con seudónimo, como alguna que otra vez he hecho, por si este veinticuatro de mayo me presento de nuevo a alcalde de Villarobledo del Pendejo….

Fdo. La Condesa de Solomía

José Antonio Castro Cebrián