Ya tenemos a la vuelta de la esquina, en noviembre, nueva entrega de James Bond: Spectre. Mientras llega el momento y cayendo de nuevo en esa nostalgia adolescente que a veces os traigo, voy a comentaros mi manía por 007 que, con la edad debería haber remitido. Como sabemos los mecanismos del recuerdo no siempre se dejan domar y este es uno de esos casos en los que uno ve que los días son largos y los años cortos, a la que te descuidas, nueva película y ya son nueve años con Daniel Craig y cuarenta viendo películas del agente… Casi merezco ser miembro del MI6, como alguno de vosotros, seguro.
Me acompaña mientras escribo este post la colección de temas compuestos para las películas de James Bond que se lanzó en el 30º aniversario de la serie. Hace de eso 22 años. El disco publicado por EMI bajo el título «James Bond 30Th anniversary collection» en 1992… Muchos años y muchos recuerdos. Los que nos criamos en nuestra infancia o adolescencia con el tema de Monty Norman en nuestra cabeza hemos seguido la franquicia en su devenir de más de cincuenta años con desigual interés pero nunca con indiferencia.
Personalmente la saga o franquicia, como se denomina ahora, producida por Broccoli y herederos tiene un protagonismo especial en el cine de evasión y en la entrada al cine de acción y de «espías» dejando atrás el de aventuras que veíamos los sábados por la tarde después de comer. No todo el mundo nace viendo películas de Lang, Antonioni o Rohmer. Hay que ir formándose poco a poco y las de 007 nos hicieron a algunos muy adictos al cine. Dada mi edad, mi Bond cinematográfico era Roger Moore.
He visto todos los estrenos de la serie, en el cine se entiende, desde «La espía que me amó»(1977) y gracias a mi padre, que fue de los primeros en tener un Sony Betamax en casa, y el boom de los videoclubs a principios de los 80 recuperamos todos los títulos anteriores y… Sean Connery se comió a Roger a pesar del handicap de la pantalla del televisor. Se perdía el glamour de la sala de cine pero recuerdo el entusiasmo con que venían primos y amigos a ver películas de James Bond a casa, convirtiendo nuestro comedor familiar en un verdadero templo del cine ya que hasta el 84 aproximadamente no era tan frecuente que todos tuvieran vídeo en casa.
A pesar de que ahora suene un poco vulgar para cinéfilos hablar de estas películas, pocas escenas me han atrapado tanto como cuando con 11 años veía caer a Bond por un tremendo acantilado alpino y, dando al héroe por perdido nada más empezar, se abría un paracaídas con una enorme Union Jack y sonaba el tema de 007 de John Barry, no confundir con el primero citado. Eso crea afición.
Una cosa novedosa que nos enseñaron sus películas fue la estructura del inicio: «careta del tema de Bond, escena de acción y después los títulos de crédito con canciones en general muy buenas e interpretadas por estrellas de la época que correspondiera, 60′,70′,80’… En este ratito ya he escuchado a Shirley Bassey, Louis Armstrong, Paul MacCartney, Duran Duran, Tom Jones o Matt Monro.
Podría seguir escribiendo horas sobre el tema ya que aunque se pierde la pasión, el recuerdo y las emociones son fuertes. Con deciros que la única vez que fui con mis padres y mi hermano juntos al cine fue al estreno de «Panorama para matar» (1985), está dicho todo.
El origen de la idea de este post es simplemente recalcar la importancia de los títulos de crédito y las canciones durante la friolera de 52 años de existencia cinematográfica del personaje creado por Fleming, Bond frustrado, que puso seguramente en sus novelas parte de lo que él no pudo ser.
Sí diré, y de ahí el juego de palabras del título, que en mi opinión el giro actual de la saga con Daniel Craig creando un Bond mucho más intenso y creíble en la actualidad, y los guiones y directores bien elegidos, tiene cuerda para rato. Casino Royale y Skyfall son seguramente de las cinco mejores películas del agente, ahora falible, de su Graciosa Majestad. Afortunadamente hemos dejado atrás la etapa de los anuncios de coches y relojes que protagonizó un buen Brosnan al que no acompañó la elección de las historias y la necesidad de buscar nuevos enemigos en un mundo cambiante mal resuelta.
Os dejo en definitiva con lo que quería traer a colación. Los títulos de crédito de tres películas como muestra.
Primero una clásica: la de «Goldfinger»:
Seguimos con la mencionada «La espía que me amó» con un recuerdo para Richard Kiel «Tiburón», uno de los mejores villanos, que ha fallecido recientemente y que nos hacía temer seriamente por la integridad de Roger Moore aunque fuera un rodaje…
Y las dos últimas (me salto Quantum of Solace) «Casino Royale» con gran tema increscendo de Chris Cornell (Sound Garden) y «Skyfall» con la voz de Adèle.
José A. Valverde