¡Qué desazón provocan algunos dramas! ¡Qué triste angustia nos revuelve las tripas cuando vemos la miseria abrirse camino y el patetismo tomar las riendas de cualquier vida! Así, de forma tan dramática, con la zurda en el pecho y la diestra alzada hacia la cúpula celeste, evoco como resumen lo que esta novela me ha parecido o, más bien, las fibras que ha tocado en mí. Ya saben quienes me leen que soy muy cinematográfico. También empiezan a conocer mis gustos e inclinaciones que derivan hacia lo terrorífico y, a veces, incluso, lo místico. Por eso, una lectura como esta podría parecer desacorde o poco habitual en mi mesita de noche. Sin embargo, he de decir, que La vida soñada de Rachel Waring adolece de cierto terror humano, ese temor –pavor, diría yo– a la enajenación. No hay maldades que pueda apuntar sobre la novela y la forma en que Stephen Benatar la lleva de principio a fin. Es capaz de metamorfosear la imagen inicial, fresca como una fruta recién madura, hacia una imagen decadente, podrida, sin que apenas nos percatemos de ello. Muy hábil, sobre todo, si tenemos en cuenta que aplica la técnica sobre una narración en primerísima persona. Una narración íntima, crítica, dada al prejuicio, la suposición –casi siempre errónea– y, por supuesto, a la ensoñación, algo que cada vez va ganando más terreno conforme avanza la historia. La vida soñada de Rachel Waring goza de un sonido de fondo mezcla de musical e histrionismo, un excéntrico hilo de pensamiento que desvaría y roza –al principio sólo lo roza– el delirio, la extravagancia suprema y la locura. A mí me recordó en sus primeras páginas –antes del inexorable declive– al monólogo interno de Bridget Jones –y perdonen mi analogía– y también me recordó mucho –puede que hayan bebido en mayor o menor medida de obras como esta– a la verborrea propia de las comedias británicas, con esa incapacidad para frenar el parloteo, hablando sin apenas decir nada serio; un lenguaje plagado de chistes fáciles e ironías, referencias clásicas y rimbombantes a películas, libros y canciones de la cultura angloparlante. Stephen Benatar consigue capturar la atención del lector sin atosigarle, sin cliffhangers, sin subterfugios. La historia es, en sí misma, una triste canción a la demencia, con escenas muy divertidas y otras, que lo pretenden –a medias–, y consiguen dotarlas de una dolorosa tristeza rodeada de ridiculez y patetismo. Conseguir que el lector aprecie todos los matices de esta historia a través de una sola voz es algo que merece mi más sincera admiración. No hay ambigüedades en su exposición, si acaso un punto de desvarío que a veces, muchas, descoloca. Una novela aconsejable.
Maxi Sabela Tornés
LA VIDA SOÑADA DE RACHEL WARING de Stephen Benatar / Título original: WISH HER SAFE AT HOME / Traducción: Jon Bilbao / Editorial: Impedimenta / Género: Novela / 336 páginas / ISBN: 9788415979531 / 2015