Esta receta tiene en mis recuerdos un lugar muy especial; fue quizá la primera vez que me atreví a mirar entre bambalinas a mi madre mientras cocinaba (no he conocido todavía a nadie que cocine mejor que ella y con más alegría) para después hacerlo yo, primero en la intimidad y en el más absoluto anonimato (por lo que pudiera salir de aquella primera experiencia), y después, visto el buen resultado, “chulear” delante de mis hermanos con mi recién descubierta habilidad culinaria.
Ingredientes:
- 150 gramos de harina de repostería
- 150 gramos de azúcar
- 150 gramos de mantequilla o margarina ( mejor que sea mantequilla y mejor todavía si es sin sal)
- 1 sobre de levadura
- 5 huevos ( 6 si son pequeños )
- 150 gramos del chocolate que más nos guste (también pueden ser chocolatinas tipo “lacasitos” o “conguitos”)
- La ralladura de un limón mediano
- 100 gramos de fresas, o pasas, o incluso dátiles sin hueso
Preparación:
Lo primero que haremos será derretir la mantequilla y mezclarla con el azúcar, hasta conseguir una crema homogénea. Acto seguido le añadiremos los huevos y la raspadura del limón y meneamos la crema hasta que todo esté bien mezcladito. Llegados a este punto incorporamos la harina que previamente hemos tamizado y mezclado con la levadura, y volvemos a batir enérgicamente para homogeneizarlo todo.
De momento fácil, ¿verdad?… pues el toque final no es de master universitario, os lo aseguro… Ahora toca incorporar a la masa el “relleno” que queramos poner a las magdalenas (si no queremos rellenarlas, este paso nos lo saltaríamos). Rallamos el chocolate, si éste es de tableta, (si son escamas, fideos, o son “lacasitos”, “conguitos”, o algo parecido, no hay nada que rallar), y hacemos lo propio con las fresas o con los dátiles o las pasas (troceamos lo que creamos necesite ser troceado, la idea es que al morder la magdalena los trocitos ni nos parezcan terrones, ni sean tan pequeños que pasen desapercibidos al paladar). Añadimos el relleno a la masa y de nuevo mezclamos bien.
Para terminar, sólo nos queda rellenar los moldes, siempre por la mitad (más o menos ), y los horneamos durante 12–15 minutos a una temperatura de 200º C (¡ojo!, el horno lo pondremos a precalentar con anterioridad para que cuando introduzcamos la masa ya esté en su temperatura ideal).
Y esto es todo… lo dicho ricas ricas…
CONSEJO: Yo suelo apagar el horno siempre sobre los 12 minutos, cuando veo que la magdalena ha “subido”, pero las dejo dentro durante unos diez minutos más, por lo menos, así me aseguro que se terminan de hacer por dentro… (asegurarse de sacarlas del horno después, puesto que se pueden convertir en «galletas» si se cuecen demasiado…).
José Antonio Castro Cebrián